La dilución
Está feo que yo lo diga, pero a veces mi arte culinario daría envidia a Bocuse. Sin en cambio, tan sublimes momentos son escasos y la mayor parte de mi vida de soltero transcurre entre el huevo frito y la carne a la parrilla. A veces la indolencia es tal que renuncio a modales cualesquiera y abro sin arrepentimiento una lata de frijoles charros La Costeña, misma que me como tras breve calentamiento (es decir, no me como la lata, sino lo de dentro).
Para evitar la triste situación que genera este tipo de alimentación desabrida recurro a dos estrategias de realce, a saber: le agrego a los frijoles media bolsa de caracolitos Italpasta y, asómbrense de mi fusión cultural, le echo tantita salsa de chile habanero El Yucateco.
No se queden mudos, ¡aplaudan sin pena alguna!
Hoy he recurrido a este plato estrella de mi invención, pero distraído con la visión parquesiana de chuliMa y su flirt ocular, se me ha ido la mano con la salsa de habanero, y todo el que sepa lo que es el habanero se podrá hacer una idea del problema: tras ingerir dos cucharadas, he tenido que ir al baño por un poco de papel higiénico con el cual secarme los lagrimones que corrían, desbordados, por mis mejillas. Joder, ¡qué manera de enchilarse!
No podía agregarle agua para solucionar el problema, ya que se me hubiera quedado el mejunje aguachirlado e incomestible, impropio de mi condición de gurmé. ¿Qué hacer en un caso así? ¿Tirar el suculento pero explosivo plato? ¿Someterlo a cromatografía líquida de alta resolución para eliminar la capsaicina ofensora con alguna columna que la retenga en sus vericuetos pero deje pasar los frijoles? ¡No! Mi lúcida y analítica mente, acaso avivada por la enchilada, ha discurrido con presteza la solución ideal: ¡agregarle otra lata de frijoles La Costeña! Y ha quedado de rechupete.
Diluye y vencerás. Brillante, ¿eh? Soy un as.
En la península de Yucatán, el día de san Mauro (abad), por la tarde.
Mus
Para evitar la triste situación que genera este tipo de alimentación desabrida recurro a dos estrategias de realce, a saber: le agrego a los frijoles media bolsa de caracolitos Italpasta y, asómbrense de mi fusión cultural, le echo tantita salsa de chile habanero El Yucateco.
No se queden mudos, ¡aplaudan sin pena alguna!
Hoy he recurrido a este plato estrella de mi invención, pero distraído con la visión parquesiana de chuliMa y su flirt ocular, se me ha ido la mano con la salsa de habanero, y todo el que sepa lo que es el habanero se podrá hacer una idea del problema: tras ingerir dos cucharadas, he tenido que ir al baño por un poco de papel higiénico con el cual secarme los lagrimones que corrían, desbordados, por mis mejillas. Joder, ¡qué manera de enchilarse!
No podía agregarle agua para solucionar el problema, ya que se me hubiera quedado el mejunje aguachirlado e incomestible, impropio de mi condición de gurmé. ¿Qué hacer en un caso así? ¿Tirar el suculento pero explosivo plato? ¿Someterlo a cromatografía líquida de alta resolución para eliminar la capsaicina ofensora con alguna columna que la retenga en sus vericuetos pero deje pasar los frijoles? ¡No! Mi lúcida y analítica mente, acaso avivada por la enchilada, ha discurrido con presteza la solución ideal: ¡agregarle otra lata de frijoles La Costeña! Y ha quedado de rechupete.
Diluye y vencerás. Brillante, ¿eh? Soy un as.
En la península de Yucatán, el día de san Mauro (abad), por la tarde.
Mus
6 Comments:
No cabe duda, Mus: te has adaptado admirablemente a las risueñas tieras del mayab...
jajajajaja..ays...jajaja
Pues la proxima vez que mi celebro se congestione tendré que buscar "esa" salsa, que por lo que veo aviva el ingenio.
ea...shaluditos majete
bien por ti, corazón, porque la salida hubiera sido dolorosísima...
¡Hola, Mus! ¿Me recuerdas? Vine a leer tu blog y dejar un comentario. Me gusta tu forma de escribir, eres divertido de leer.
Por cierto, Jack, cuando se pasa de picante, agrega grasa a su platillo. A veces crema, a veces leche y a veces simplemente aceite de oliva, según la consistencia y textura. Y funciona, porque la capsaicina no se disuelve en agua pero sí en grasa. A lo mejor tus frijolitos con crema hubieran estado también muy ricos. Voy a probar y te aviso.
Bye.
Hola, Holi. Muchas gracias por tus amables palabras. :)
Interesante lo de la capsaicina liposoluble... Siendo así, acaso una manera de desenchilarse sea agarrar la alcuza y aventarse un trago generoso de aceite, haciendo buches para diluirla. Esto promete. Podría incluso inventarse un invento inventado consistente en una paleta de manteca para repartir en los restaurantes de comida corrida, en lugar de las mentas.
Quiero el 15% de las regalías.
¿Tas perdio en el tropico? ¿Tas escondio tu tambien de la araña?...Tienes a tu fans (yomima) esperando que escribas algo...
;-)
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