Salmo responsorial
Dado que los cocos cercanos suplen mis necesidades liquídicas pero solo parte de las solídicas, me veo obligado a complementar mi dieta con otros productos a la mano.
Mientras conminaba a mis posaderas a sentarse sin pena y comenzaba los esfuerzos que huelgo detallar por bien sabidos, mi vista se fijó en el piso de la ducha y en el simpático animalillo que allí andaba. Bueno, no andaba porque tiene una cojera congénita de las de difícil arreglo, pero es una forma de hablar. Helo.
Nota: Lamento la escasa calidad, pero es que estaba cagando y no tenía mejor parque
audiovisual al alcance. Nótese la desafiante boca abierta.
La he metido al congelador y la voy a preparar frita con aceite muy caliente, a ver cómo sale, así churruscadita. Está muy tierna y escuálida la pobre, así que no alcanzará a servir más que de botana. El mondesvol me lo perdonará en su pastosa misericordia.
Luego me fui a comer un helado, que aquí les dicen sorbetes. Al regresar decidí ducharme ahora que ya había puesto a buen recaudo a mi inquilina antedicha, y hablando de dicha comprobé alborozado que la familia anfibia de mi cuarto de baño ha crecido. Ahora tengo dos ranitas.
Son Marcelo
y Marcela, que como a tanta gente que yo me sé, las lluvias tropicales la ponen tan arrecha que se sube por las paredes.
Cuando tenga una docena me haré una paella con ellas, que uno es amante de los animales pero no tonto. Venga, para que no se enoje mi supremo, las haré en fideguá.
Después me arrimé al refrigerador para echar un trago de agua fresca. Sigo usando el método que discurrí el año pasado por los buenos resultados que me da. Con mi vaso en la mano me arrimé al porche a ver pasar la vida un rato y en lugar de vida me encontré de bruces con la biología, sección lepidopterología de grandes volúmenes.
No es una mariposa sino una polilla, aunque puedo jurar que es más grande que muchos murciélagos y que cualquier nido entero de colibríes. Eso es mucha proteína, así que la metí a un bote y de ahí al refrigerador, y la pienso convertir en croquetas, que llevan la harina de Su Almidonada Gracia y a las cuales la polilla les puede decir muy bien.
De regreso a mi despachito, desde el cual veo tres hermosas piñas de plátanos (aquí les dicen guineos) a las que apenas les faltan unos días de maduración, trabajé un rato hasta que me dieron ganas de desbeber. Me metí al cuarto de baño que hay al lado y determiné que la familia anfibia ha crecido más allá de cualquier expectativa, como se puede comprobar acá.
Lo agarré por las patas, lo colgué de un gancho, lo desollé y destripé con el arte que me caracteriza, le pedí una motosierra al vecino para destazarlo y un arcón congelador para conservarlo y he pensado que como me voy de viaje dentro de solo tres meses y eso no hay quién se lo coma en tan breve plazo, lo mejor que puedo hacer con él es cocer tonelada y media de espaguetis, saltear el sapo (quizá se pueda autosaltear, dada su morfología) y presentarlo todo junto en un convivio para todos los vecinos. Si alguien conoce algún Jesús por ahí en plan cananeo que nos consiga vino a voluntad, la fiesta puede ser épica.
Dicen que el mondesvol proveerá, y en el trópico es bien cierto. Solo hay que tener hambre y fe... feculenta, por supuesto.
En el municipio de Acajutla, el día de santa Clara (virgen) por la noche.
Mus
P. D. Después de tan descriptivo artículo sobre la fauna de mis cuartos de baño, creo que las probabilidades de que alguna dama me visite pasan de tender a cero a ser cero. ¡Y eso que ya hace tiempo que no veo alacranes!
El mondesvol es mi pastar, nada me falta.Hoy hice acopio y, como suele sucederme, lo empecé por el final: descomiendo.
Tallarines verdes me da a cocinar
para que los combine como quiera y me dé
glucopoliméricos banquetes.
El mondesvol es mi pastar, nada me falta.
Mientras conminaba a mis posaderas a sentarse sin pena y comenzaba los esfuerzos que huelgo detallar por bien sabidos, mi vista se fijó en el piso de la ducha y en el simpático animalillo que allí andaba. Bueno, no andaba porque tiene una cojera congénita de las de difícil arreglo, pero es una forma de hablar. Helo.
Nota: Lamento la escasa calidad, pero es que estaba cagando y no tenía mejor parque
audiovisual al alcance. Nótese la desafiante boca abierta.
La he metido al congelador y la voy a preparar frita con aceite muy caliente, a ver cómo sale, así churruscadita. Está muy tierna y escuálida la pobre, así que no alcanzará a servir más que de botana. El mondesvol me lo perdonará en su pastosa misericordia.
Luego me fui a comer un helado, que aquí les dicen sorbetes. Al regresar decidí ducharme ahora que ya había puesto a buen recaudo a mi inquilina antedicha, y hablando de dicha comprobé alborozado que la familia anfibia de mi cuarto de baño ha crecido. Ahora tengo dos ranitas.
Son Marcelo
y Marcela, que como a tanta gente que yo me sé, las lluvias tropicales la ponen tan arrecha que se sube por las paredes.
Cuando tenga una docena me haré una paella con ellas, que uno es amante de los animales pero no tonto. Venga, para que no se enoje mi supremo, las haré en fideguá.
Después me arrimé al refrigerador para echar un trago de agua fresca. Sigo usando el método que discurrí el año pasado por los buenos resultados que me da. Con mi vaso en la mano me arrimé al porche a ver pasar la vida un rato y en lugar de vida me encontré de bruces con la biología, sección lepidopterología de grandes volúmenes.
No es una mariposa sino una polilla, aunque puedo jurar que es más grande que muchos murciélagos y que cualquier nido entero de colibríes. Eso es mucha proteína, así que la metí a un bote y de ahí al refrigerador, y la pienso convertir en croquetas, que llevan la harina de Su Almidonada Gracia y a las cuales la polilla les puede decir muy bien.
De regreso a mi despachito, desde el cual veo tres hermosas piñas de plátanos (aquí les dicen guineos) a las que apenas les faltan unos días de maduración, trabajé un rato hasta que me dieron ganas de desbeber. Me metí al cuarto de baño que hay al lado y determiné que la familia anfibia ha crecido más allá de cualquier expectativa, como se puede comprobar acá.
Lo agarré por las patas, lo colgué de un gancho, lo desollé y destripé con el arte que me caracteriza, le pedí una motosierra al vecino para destazarlo y un arcón congelador para conservarlo y he pensado que como me voy de viaje dentro de solo tres meses y eso no hay quién se lo coma en tan breve plazo, lo mejor que puedo hacer con él es cocer tonelada y media de espaguetis, saltear el sapo (quizá se pueda autosaltear, dada su morfología) y presentarlo todo junto en un convivio para todos los vecinos. Si alguien conoce algún Jesús por ahí en plan cananeo que nos consiga vino a voluntad, la fiesta puede ser épica.
Dicen que el mondesvol proveerá, y en el trópico es bien cierto. Solo hay que tener hambre y fe... feculenta, por supuesto.
En el municipio de Acajutla, el día de santa Clara (virgen) por la noche.
Mus
P. D. Después de tan descriptivo artículo sobre la fauna de mis cuartos de baño, creo que las probabilidades de que alguna dama me visite pasan de tender a cero a ser cero. ¡Y eso que ya hace tiempo que no veo alacranes!
5 Comments:
Tu casa es un zoológico Mus, o mejor dicho, un museo viviente de Ciencias Naturales, planta e inquilino incluidos.
Lo que más me gusta es lo apañao que eres en la cocina, y más en tiempos de crisis.Cualquier dia de estos cocinas un arroz con desatascadores.
Un beso, animal.
Por cierto,a que no sabes qué palabra sale hoy en el verificador?
CABRIN
!qué finos!
P. D. Después de tan descriptivo artículo sobre la fauna de mis cuartos de baño, creo que las probabilidades de que alguna dama me visite pasan de tender a cero a ser cero. ¡Y eso que ya hace tiempo que no veo alacranes! - Mus dixit.
... pues yo iría, y con más motivos. Su hogar debe ser lo más parecido a un safari casero, ¡que divertido!
Si James Cameron ve tanto batracio junto, seguro que hace una nueva peli de invasiones, y qué linda la culebrilla, aunque pedazo boca.
Me huelo ahí una historia fascinante: sapo huye de culebra, culebra hambrienta persigue sapo. Sapo entra en casa de Señor Mus, culebrilla que se lanza detrás. Sapo que salta alocado hasta dar con la parte trasera de una taza. Culebra irritada y hambrienta perdida en el desierto blanco del plato de ducha.
Palabra de verificación: 'unwrunfr'. Tate, lo que yo decía, más claro imposible.
Y sí... creo que las visitas pueden escasear en esta temporada luego de semejante zoológico por toda su casa, querido Mus.
Algo que noté en la foto 2 fue el inocente botecito de jabón color naranja. Es el único producto en su regadera? De ser así no puedo imaginar una sesión de baño con tan pocas opciones a mi alrededor... Usted tiene animalitos en la regadera y yo tengo shampoos, jabones, exfoliantes, bla, bla, bla.
Hay gustos para todos, digo yo.
Bueno, yo no me opongo a que la gente traiga sus cosas, jeje, siempre que luego se las lleven. En cuanto al jabón anaranjado no sé siquiera si es jabón de baño. A mí me parece más bien el típico producto para lavar loza (aunque estos suelen ser verdes o amarillos), pero lo cierto es que ahí estaba cuando llegué y, como no lo uso, tampoco me dio curiosidad.
En fin, va a ser verdad que la casa necesita un toque femenino. ¡A ver si llega alguna millonaria! :)
¿Y se levanta descalzo a mear?...
Joer, qué cojones tiene usted.
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