La labia
Se suele decir que los hombres elocuentes tienen éxito con las damas, pero no termino de creérmelo. De hecho, creo que los dotados de tal don son, como Cyrano, más alcagüetos que amantes, porque reparten con prodigalidad sus palabras cardiacas para que otros construyan sus amoríos y se guardan las hepáticas para ponerlas en un pedazo de papel en el que añorar con bilis y autocompasión a la mujer que decidió que mejor se follaba a otros. Y esto incluye las mamadas, ¿eh?
Ocurre que cuando los picos de oro se ponen manos a la obra siempre es ya tarde y la pájara ha volado o nunca llegó en realidad a posarse en ramas cercanas. En la famosa canción de Jacques Brel que traje ayer a esta bitácora, el autor decía:
Je t`inventeraiEn fin, que mucho prometer que va a inventar, pero a renglón seguido ne me quitte pas, y lo decía muy en serio porque su amante, la de verdad, se había ido por tabaco sine die. ¿Ven por dónde voy?
Des mots insensé
Que tu comprendras
Ahí está el Serrat de hoy para apoyar la afirmación. Muy linda la canción, muy sentida y romántica, pero la tal Lucía ya iba soltiza y probablemente andaba refocilándose con otros, como la bella, la traidora Marieta, mientras el poeta se la pelaba afanoso mirando sus propias cuartillas de borrador y unos esbozos de los arreglos en algún pentagrama arrugado.
Una vez me dijo una mujer que le encantaban las palabras extrañas o desacostumbradas que yo le escribía. Comparó mis neologismos y mis glosoinvenciones locas con los palabros en extranjero que soliviantaban la pasión de la protagonista de Un pez llamado Wanda. Acto seguido me compartió en secreto que la lujuria que yo le causaba con mi verbo la había inducido a irse al lecho, simultáneamente, con un capitán de artillería y dos tenientes del cuerpo de zapadores que le habían hecho ojitos en un bar frecuentado por militronchos. Peor aún: según parece, en medio del trajín había aparecido la esposa del capitán ¡y se había unido a la fiesta! Por supuesto, no se le ocurrió agarrar el celular y llamarme para que me uniera yo también a la orgía. Joder, qué tropa. Y yo con mis palabras como un gilipollas.
Así que cuando pienso en ese elevado sentimiento que induce a cualquier enamorado a pensar en "te voy a escribir la canción más bonita del mundo", creo que más me valdría machacármela con un par de cantos rodados para que me regrese el seso. ¿O no? ¡O yo qué sé!
En el municipio de Acajutla, el día de san Lorenzo (diácono y mártir) por la noche.
Mus
3 Comments:
Bueno, las palabras no están mal pero donde se ponga un pirata echao p'alante...
¿Un pirata es lo que mola? Mierda, nunca debí abandonar el Caribe. Ahora estoy desubicado, nunca nadie habló de los piratas del Pacífico centroamericano. :(
Me pondré un pendiente y me compraré un perico, a ver si asín va mejor la cosa.
Bueno, a mí sí me mola pero, claro, a mí...
Con la de fauna que visita tu hogar creo que el loro no te hace falta ;)
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