Vuelta al futuro
Entre las palabras más enigmáticas figuran aquellas referidas a objetos del pasado. Si se le pregunta a cualquier citadino moderno qué es un velón, lo más probable es que solo acierte a propugnar que se trata de una vela grande. Y no, no es una vela siquiera.
En mi casa manchega tenemos uno de esos velones de latón dorado. Recuerdo que en mi infancia era un adorno extraño, un cachivache, chisme, chunche, volado o chingaderita que guardaba los secretos de un arcón más misterioso y veía pasar los días y las noches sin revelarse en esencia alguna que no fuera la meramente decorativa.
Nunca me planteaba qué era aquello; simplemente daba por hecho que era, que ahí estaba, y pasaba por delante de él sin más ánimo que el de escabullirme en travesuras domésticas o salir a la calle a jugar con los chicos del barrio con una cata de tomate en la mano o un cacho de pan y un par de onzas de chocolate.
Hasta que un día se fue la luz y las circunstancias fueron propicias. En realidad no es que se fuera la luz, sino que cortaron el suministro eléctrico; pero bueno, ya me entienden. El caso es que cuando empezó a anochecer, y viendo que no teníamos velas, mi padre agarró el velón, se arrimó a la cocina con él, vertió cierta cantidad de aceite de oliva en un receptáculo que aquel extraño objeto decorativo resultó tener en sus entrañas, cortó cinco hilachas de tela de algún trapo viejo, las retorció y las metió en sendas bocachitas que asomaban con simetría a los lados del objeto, esperó unos segundos y, con toda naturalidad, prendió fuego a las torcidas, cuyas luces mortecinas pero suficientes nos alumbraron la cena. Ese día comprendí qué era aquél dorado y aprendí su nombre.
De artículo de ornato pasó a ser un artículo funcional, pero el descubrimiento me acercó a un mundo más complicado aún. Las velas, los velones, los candiles, los pábilos, las torcidas, los carburos... Salvo las velas, poco de ello existe ya en la vida común y es difícil que alguien te enseñe las antiguas artes iluminacionales, las palabras con las que se describen y los intríngulis que conllevan; y, así, cuando me preguntan de dónde viene el verbo despabilar, explico que significa literalmente "cortar el pábilo a la vela (para que la luz se avive)" pero me invento una historia para la ocasión porque en realidad no sé por qué cortando un pábilo se aviva una vela.
Me veo obligado a buscarlo en gúguel, donde tras no poco buscar encuentro La Ciencia para todos, un interesante libro de 1859 que, con la estructura de las hogaño omnipresentes Frequently Asked Questions (cómo no, el libro es una traducción del inglés) me desvela el misterio en la pregunta 264.
Y me doy cuenta de que nunca conocí velas de sebo y de que hace mucho que no me como una cata de tomate. Mañana merendaré eso sin falta, y ya luego pensaré en etimologías y en otros conocimientos abstrusos y otras ciencias indeterminables, como el motivo por el que se elevan los aviones, el por qué llamamos elevadores o ascensores a unos artilugios que también usamos para descender o cuál es la manera correcta de pelar la rosa del azafrán, por ejemplo.
En San Salvador, el día de san Aurelio, santa Natalia (Sabigoto), san Félix, santa Liliosa y san Jorge (mártires) por la tarde.
Mus
5 Comments:
Sigo sin saber lo que es una cata de tomate, ni San Google lo sabe.
Ni encendiéndo una vela en el altar.
Lo dejarás para el próximo capítulo?
Ahí no estoy de acuerdo: san Gúguel sí lo sabe: http://74.125.47.132/search?q=cache:T8DNPTdTmt0J:www.eltiocazuela.com/CURIOSIDADES/Cata%2520de%2520Tomate/index.htm+%22cata+de+tomate%22&cd=4&hl=es&ct=clnk&gl=sv
:)
La página hay que verla en caché porque la web www.eltiocazuela.com no parece funcionar (hoy, al menos). Es una pena, porque he visto que tienen un glosario manchego mu apañao.
Ni hoy ni ayer querido, es caro de ver el Tío Cazuela!
Bueno, voy a intentar con el caché a ver que pasa. Tano misterio con el tomate me tiene mosca...
¡Qué apañaos los velones! Servidora es una aficionada a quinqués, palmatorias y candelabros de toda clase y condición.
Adoro las velas y la luz de una buena llama, (y la factura ni te cuento). Tanta lámpara, tanta lámpara..
Arff que pinta tiene la cata de tomate, pardiez. Mañana cae.
Con esto que cuentas, querida, cualquier día das a luz. :D
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