04 junio 2009

Comerse el coco


Se le suele llamar coco a la cabeza, y de ahí salen palabras y expresiones como la mexicana y gráfica quemacocos, que es la ventanilla que se practica en el techo de un vehículo y que en España llamamos con menos arte techo solar; o comerse el coco, que viene valiendo por meditar, analizar, pero que a menudo se usa cuando se medita o analiza algo con espíritu especialmente malsano, dándole vueltas y más vueltas a una misma idea hasta que la propia idea es lo que alimenta los razonamientos sobre la idea y se entra en un bucle interminable que devora los sesos y aliena al interesado hasta el punto de que vive para comerse el coco en lugar de pasar a la acción.

Hay mucha gente que se come el coco. Cuando no se entra en el bucle fatídico, es una buena cosa; cuando se entra, llega un momento en que lo único que sirve es darse un martillazo en el dedo para volver a la realidad y dejarse de pendejadas. También sirve pillarse la picha con la cremallera, aunque esto no es recomendable, creo yo. La estrategia del martillazo es igualmente eficaz y menos humillante, y tiene la ventaja complementaria de ser ambisexual, porque pillarse el capuchón clitoridiano sería excesivo aparte de complicado desde el punto de vista práctico.

El caso es que los cocos son uno de los elementos que definen la vida en el trópico. Están por todos lados. Estos frutos verdes de acá no se parecen en nada a la típica nuez de pulpa áspera y de masticación interminable que se ve por España. La carne del coco local es tierna, a veces un punto gelatinosa, y su agua es abundante y deliciosa. Beber agua de un coco recién bajado de la palmera es una de las grandes cosas que tiene vivir en ciertos sitios. Por ejemplo, mi casa.

Su disponibilidad inmediata no debe entenderse como que comerse un coco o beberse su agua es empresa sencilla. En la película Náufrago, Tom Hanks se ve obligado a comerse el coco para idear un modo de abrir estos frutos y poder así saciar su sed y su hambre.

Por mi parte, conozco dos formas de abrirlos. En ambos casos es necesario un machete bien filoso. Hoy tuve la oportunidad de hacer de puente tecnocultural y enseñé a Santa Ana, el jardinero, una técnica alternativa, sencilla y limpia, de abrir cocos.

Acá en El Salvador los abren del mismo modo que en México. Ponen el coco de lado y van recortando la cáscara fibrosa por el lado apical hasta llegar a la nuez, cuya coronilla terminan rebanando levemente para poder sacar el agua. En Brasil, sin embargo, ponen el coco en posición vertical y le asestan tres machetazos potentes que describen un triángulo. Luego sacan el "bocado" de carne y nuez formado por ese triángulo, y el agua queda accesible de inmediato. Cuando aprendí ese sistema me pregunté de inmediato por qué no se fabrican sacabocados abrecocos; estoy seguro de que tendrían éxito comercial.

En el municipio de Acajutla, el día de san Francisco Caracciolo (fundador), a mediodía.

Mus

6 Comments:

Blogger Quien Resulte Responsable manifestó al respecto que...

Es que usted no ha empleado la técnica de utilizar los dientes para partir el mentado coco. Es complicado, y doloroso si su dentadura no es precisamente fuerte (en algunos casos incluso diría yo que peligroso) pero cuando el hambre y la sed aprietan y no hay otra herramienta, no hay más remedio. El principal problema consiste en encontrar una sección del coco que permita hincarle el diente. Acto seguido, y con mucho cuidado, se arranca esa sección de la cáscara, empleando para ello mucha fuerza bruta. Al terminar esa sección, se escupe la cáscara y se busca otra sección para repetir todo el proceso. Si lo hace bien, puede terminar con el núcleo del coco en la mano en pocos minutos, y luego, para partir ese núcleo, emplear la cabeza: un golpe contra la base de los cuernos es especialmente efectivo. O una piedra, en su caso. Hay que tener cuidado: el abuso de esta técnica conlleva a quedar como el siguiente caballero, brasileño de origen. http://www.metacafe.com/watch/411552/coconut_teeth/

4/6/09 4:18 p.m.  
Anonymous Anónimo manifestó al respecto que...

Milord, yo carezco de dientes. Cosas de la edad, qué le voy a contar. Tempus fugit, carpe diem, etc.

En cambio, la idea de horadar, perforar o trepanar la nuez con uno de mis astifinos pitones me parece meritoria. Ya que los carga uno con resignación, al menos que sean de alguna utilidad allende la de servir de tema de chismes en la comunidad. :)

Mus

4/6/09 4:36 p.m.  
Blogger Unknown manifestó al respecto que...

¿Cocos con los dientes? Tendría que estar muy urgida para hacer eso, prefiero partir piedras para hacer un cuchillo o algo afilado para partir el coco. ¿Y tú, queridísimo Mus, cómo es que resultaste no ser de buen diente? Deja, deja, prefiero no saber.

4/6/09 9:54 p.m.  
Blogger PS manifestó al respecto que...

Hola Mus, en las playas de estas latitudes pasa un señor gritando a grito pelado: "Al coco rico de la Habanaaaaa" o "Al coquini de la Habanini, que va bien para la barriguini...", nunca entendí el sentido...pero bueno, el coco está rico.
Ah, y luego los abre a martillazos, a falta de cuernos, supongo.

5/6/09 4:24 a.m.  
Blogger Mus manifestó al respecto que...

Jaja, me gustó la estrategia comercial del vendecocos de por allá.

Esos que vende son la pura nuez, sin la cubierta fibrosa, por eso los abre a martillazos.

Los cocos tienen un suave efecto laxante; quizá de ahí venga la alusión a la barriga. Además (y esto no termino de creérmelo, pero lo transmito) al agua de coco se le asignan propiedades desparasitantes intestinales (antihelmíntico).

5/6/09 4:42 a.m.  
Blogger Odiseo de Saturnalia manifestó al respecto que...

Jo, don Mus, lo que aprendo...

Aunque para mi Coco, es mi superheroe favorito.

5/6/09 4:42 p.m.  

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