Pues amarga la verdad
Buenas tardes. Con permiso.
Mi muy lírica amiga Lula Mae, a quien tanto se le debe ("poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día") a pesar de que parece estar la muy piiiiiiiiiii cerca del mar pasándoselo glándula mamaria, menciona en la plantilla de su bitácora una cita de Henry D. Thoreau que viene a decir "No me des amor ni dinero ni fama. Dame la verdad."
¿Queremos saber la verdad? ¿Siempre? ¿Nos conviene? ¿Siempre? Y en realidad, ¿a quién le conviene más?
Cada cual, como siempre, resuelve sus pequeños conflictos.
Está claro que es bueno conocerla en muchos casos, pero saber la verdad no siempre nos hace libres. A veces nos ata a los hechos y esa atadura nos sojuzga y convierte nuestra vida en un pequeño infierno que antes era remanso de dicha. Como se suele decir, bendita ignorancia.
El ejemplo clásico es el del destino infausto. Supongan que tienen una genética determinada que los llevará a visitar a Pedro Botero antes de la fecha razonablemente esperable. ¿Desearían saberlo? ¿Qué sentido podría tener conocer algo así, siendo inevitable? Hay quien piensa que saber estos detalles permite organizar la vida, y hay quien piensa que saberlo le permitiría al menos prepararse para una "pelea" vital, buscar opciones, etc. Cada uno es como es, pero ¿no creen que sería sensato organizarse la vida como si todo lo inevitable fuera a suceder mañana, en lugar de vivir con una espada de Damocles eterna?
Es algo parecido a lo que se hace cuando se manipula sangre: uno da por sentado que el de enfrente tiene bichos malos y odiosos, así que se pone guantes por norma. Esto es también el fundamento del carpe diem, el aprovechamiento de la vida porque no sabemos cuándo se acabará. En realidad, más que aprovechar la vida, lo que se debe aprovechar es la felicidad, ya que no todo en la vida es felicidad, tema que se trató recientemente aquí.
Esto son disquisiciones de baratija. En realidad, yo quería verter algunas ideas acerca de la otra parte, es decir, no de quien recibe la información sino de quien la da. ¿Qué mueve a alguien a informar a alguien de algo?
Unas veces se hace para dotar de autonomía (hogaño se le dice mucho empoderar) a la otra persona, quien, una vez que dispone de los elementos de juicio, puede proceder como mejor le convenga. Esto es bueno aunque no lo es necesariamente siempre, como saben muchos médicos que conocen el carácter iatrógeno de ciertas revelaciones de la verdad, y como saben muchos padres y madres, que comprenden que no se trata de decir siempre toda la verdad, sino de dar la información que sus pequeñuelos (o no tanto) estén en condiciones de entender.
Otras veces, y esto es más peliagudo, el informante lo que desea es traspasar la tensión del conocimiento a otra persona. Lo que es muchísimo más preocupante, como apunta un ingenioso estudio realizado por de Vries y cols. del cual reproduzco un trozo a continuación, podría suceder que una vez revelada la información el emisor se convierta en un ser mezquino capaz de desplegar todo su arsenal de intereses personales con el habitual argumento del "bueno, yo ya te lo había dicho" o del "eh, que yo yaa te avisé". En otras palabras, el informante siente que revelar la información le confiere una categoría moral desde la cual puede ejercitar acciones que no ejercitaría en su plano moral habitual (es decir, el que tuviera antes de revelar la información).
La cuestión no es solo si la verdad amarga o no a su receptor, sino de en qué va a convertir al emisor, y quizá conviene tenerlo en cuenta al pedir verdades a diestro y siniestro sin tener claro para qué quiere uno en realidad la verdad. Ya digo, a veces bendita ignorancia.
Este año se han apartado de mí dos personas a quienes estimaba sinceramente: una lo hizo sin aviso previo y sin explicaciones de ningún tipo; la otra me ha dado hartas. Yo sé exactamente cómo me siento y sé qué puedo hacer con la información (en términos sencillos, ajo y agua). Me pregunto cómo se sienten estas dos personas al omitir y emitir, respectivamente, la información. Quizá tenga poca importancia, porque su verdad sigue siendo tan amarga como lo sería de haber elegido la opción alternativa.
En Madrid, el día de santo Tomás (apóstol), por la tarde.
Mus
Nota: Este extracto pertenece a un comentario editorial que tengo bien guardado. Si alguien está interesado, se lo puedo mandar por imeil.
7 Comments:
¿¿??? mmmmmmmmmmmm ahora que comenzaba a entender las entradas... vuelta a empezar... entender esto me costaría años... pero vamos, la verdad es buena, duela o no, porque al pasar el tiempo se relativizan las cosas y ya está... y comunicación mientras sea recíproca es buena también...
vamos de las dos líneas que he entendido...
2 personas 2 personas anda que no hay gente en el mundo que merecerá la pena y tú te mueves mucho!!!!!!
Yo creo que no, fíjate. De los amigos no se puede prescindir así como así. Es cierto que hay distanciamientos inevitables, pero maldita la gracia que hace perder siquiera uno aunque por ahí fuera haya millones que merezcan la pena.
En cuanto a lo de entender esto... Jo, peor es para mí, que soy rubia natural y encima cargo con la responsabilidad de haberlo escrito. :) Mondesvol, ¡qué cruz!
"En realidad, más que aprovechar la vida, lo que se debe aprovechar es la felicidad, ya que no todo en la vida es felicidad".
¿Y por qué?... pues vaya diseño inteligente de porra que es la vida.
Yo sí que he entendido tu post (o eso creo) pero me ha hecho maldita la gracia enterarme de que la verdad no siempre nos hace libres. Insisto: si la vida es un diseño inteligente, que venga Dios y lo vea.
Leerte me está generando ansiedad, Mus... sólo deberías escribir de cosas alegres, como por ejemplo, tu feliz descubrimiento de la forma de enfriar el agua.
Piénsatelo :)
http://es.youtube.com/watch?v=cGYFhmIjoXA
Toda esa teoria es estupenda mus, pero en la practica siempre se pierde. Y si no se termina perdiendo es por que al receptor le importa lo que el emisor diga con respecto a esa verdad, y con perdón, un rabano.
Y como decia un gran amigo..Pongamos la cosa clara, lo echamos a cara o cruz, o lo hacemos por la cara.
Que no es que venga al cuento de tu tema, es que queria soltar esa frase en algún coment. y aquí queda mono...
;-p
¡Qué torpe!
Me he despistojado tratando de intuir lo que decía este editorial que acompañas, y después de leído andaba reflexionándolo cuando poniendo la manita encima, hízose más grande a la par que más legible, lo que me hizo colegir:
- Que tu verdad siempre estuvo ahí.
- Que yo no la supe ver.
- Que tú la mostraste en pequeñito (minimizada).
- Que yo atisbaba que la podía ver en grande, pero de primeras no quise (comodidad, autocomplacencia).
- Que tú, de primeras, no la pusiste en grande y que tendrás tus motivos para ello.
- Que me haces pensar mucho con el consiguiente desgaste de magnesio, y no sé como recuperar los niveles del mismo...
Curiosísima
Yo siempre la muestro en pequeñito: no me queda más remedio. ¡Qué más quisiera yo que enseñarla en grande! :D
Hello,
llego un poco tarde a la fiesta de 'Verdad o Mentira' y además estoy molida del día tan enrevesado que he tenido.
Solo quería comentar que la cita de Thoreau me llegó viendo la película "Into the wild" dirigida por Sean Penn (altamente recomendable, por cierto), y en la película la cita hace referencia a una demanda de los hijos hacia los padres. Como hija no quiero que me des dinero, ni fama, ni amor; dame verdad (es importante no ponerle el artículo, el matiz en este caso es decisivo para entender el mensaje).
Yo entiendo esa "verdad" como sinónimo de autenticidad, de coherencia, de pies puestos como plomo sobre la tierra. Si hubiera podido hacer de pequeña una petición a mis padres, esa hubiera sido una buena opción.
Hay mucho que comentar sobre todo lo que has escrito, pero no tengo la mononeurona muy operativa. Lo dejaremos para otra ocasión, en otra latitud, quizás.
Besos.
Publicar un comentario
<< Home