El mal ha regresado
Ya está aquí de nuevo. Pensé que se trataba de algo en lo que el Caribe y sus solanos tenían que ver, pero ayer regresó, aquí mismo, en el centro de la península Ibérica, sin el más mínimo preaviso, y me atormentó como solía.
La única diferencia es que esta vez ni siquiera se trataba de un cadáver de animal. Uno puede llegar a comprender que un pescado se ponga a platicarle para gozar de sus diez minutos de fama, o incluso que un pollo un poco asado quiera pegar la hebra y decir su última palabra ante su infausto destino. Esas cosas ocurren a veces; no mucho tampoco, pero sí a veces.
El problema gordo es que esta vez lo que me habló fue ¡una tortilla de papas! Hay que admitir que estaba rica, ni sosa ni nada, y acabada la discusión me la trasegué en un instante con abundante mayonesa —hay quien le dice mahonesa—, que le va muy bien cuando está fría; pero antes de eso, justo cuando estaba a punto de cortar mi pincho para ponerlo aparte y no engorrinar todo el plato con la salsa desbordada, me levantó la voz, la muy cabrona.
—"Así que ahora a mí, ¿eh, Mus? —yo pegué tremendo respingo, imagínense el susto—. Anda, que no podías haberte ido a tomar unas cañas a esos baretuchos que frecuentas y haberte pedido un pincho de boquerones de lata bien muertos, ¡tenías que venir a amputarme un cacho y morderme, pendejo!"Quizá hice mal, quizá ella tuviera razón (aunque cebolla no tenía y, según yo, es de mucha razón ponerle cebolla a las tortillas de papa, así que quizá no tuviera razón), pero es que ya no se lo quise tolerar más. Una cosa es una crítica constructiva y educada y en su justa medida y otra cosa es que una tortilla de papas —que no estaba sosa— se ponga a insultar y me ponga en peligro de alterarme el sueño cuando voy a meterme en la cama al poco rato. Vamos, ¡que no!
—"Pero bueno, ¿a ti quién te ha pedido opinión, tortilla de papas del demoño? —me defendí, n's' ha jodío, e intenté imponer respeto—. Estoy aquí, son las once de la noche y tengo un hambre vegetariana que no sé si me explico. Así que tú, chitón."
—"No, si ahora la culpa la voy a tener yo. Tanta mierda de feminismo y tanta mandinga y verborrea con las iguanas y este dargüinismo de pasteleo, pero a las tortillas que nos parta un rayo, ¿no? A nosotras ni pizca de facilidades. Ea, que evolucionen las coles de bruselas de olor nauseabundo, pero las tortillas de papas no tenemos derecho a copular ni nada, ni siquiera a aventarnos desde un acantilado —me argumentó—. Ah, pero las iguanas sí, claro, a ellas todo. Menuda mierda de solidaridad, joder, menudo hipócrita estás hecho. Anda, cámbiate el alias y en vez de Mus ponte Falso. ¡Imbécil!"
—"Bueno, ya basta de idioteces, se acabó" —y corté (por lo sano) un buen pedazo de la masa parlante para cenar y acabar con el centro del lenguaje de aquella tortilla de papas—.
Así que le regué mayonesa —hay quien le dice mahonesa— con largueza y me comí el primer pincho de tortilla de papas parlanchina de mi vida.
Y, bueno, como decía, no estaba sosa ni nada. Esto es importante.
En Madrid, el día de san Romualdo (obispo), por la mañana.
Mus
14 Comments:
Jeesuuunnbendito...ya meacojonao...
Y mmmm...mmm...¿Como es eso que no habia cadaveres?, Al menos llevaria un par de pollos proyect, y si me pongo a pensarlo, seguro que fueron sus almas de pollitos no nacidos, las que te largaron el sermón. (Anda, anda, piensa eso..comedor de huevos)
Tú simplemente no les hagas caso, que hablan por envidia, te lo digo yo, que cuando decido que huevos meter en la incubadora, escucho a los no elegidos protestar dentro de sus cascarones....Jajajaja
;-p
Entonces, ¿a ti también te pasa?
ains no sé cuándo me entero menos... con los bichos o con los demonios... qué complicado...!!!!!
Hiciste bien. Menos quejarse las tortillas, que no tendrán derecho a copular, pero bien que ligan el huevo con las papas. Y lo que ya me da muestras de que se quejaba de vicio es que también había ligado con su puntito de sal.
¡¡¡A comerla por ahí, hombre!!!
P.D.- Si el meter los huevos entre unas buenas papas no es copular que venga San Romualdo y me lo explique...
La verdad es que no sé cómo no se me había ocurrido, Manqueospese, pero es una estrategia muy refinada. ¡La próxima vez que me alce la voz una de estas se va a enterar!
¿Has mirado la fecha de caducidad de los comestibles que tienes en casa, Mus?. Pudiera estar ahí el quid de la cuestión.
Te lo digo porque yo una vez tuve un yogur caducado tanto tiempo en la nevera que, cuando fuí a tirarlo a la basura, se cantó una misa de Requiem enterita.
Me dió pena, la verdad, así que lo puse encima del microondas entre el San Pancracio y el ramito de perejil... ahí sigue.
Besos.
¿Y para qué juntar huevos con papas? ¿Para que encima te chingue la borrega, te moje el tabaco y te jumee la cachimba? mejor juntar papas arrugás con un buen mojo de pimienta de la puta la madre... que hablar no hablan las papas arrugás... pero uno cantaría a gusto por la garganta y por los ojos.
Pensándolo mejor, cambia moje por enchumbe... que eso de que una tortilla te hable deja más un enchumbao que un mojado. :-)
Se juntan los huevos con papas para hacer tortilla. :)
Y eso de que no hablan las papas arrugás lo dirás tú, que acaso tengas suerte y no te platiquen, porque yo tras la experiencia del pescado y el pulpo parlamentarios y ahora la tortilla de papas desconsiderada, creo que ya no confiaría ni en las papas arrugás. Pero vamos, ya te diré, ya...
Pues a la tortilla española no me la imagino con eso de "pendejo". A unos chiles jalapeños sí.
Besazo!!
Hola, Sara M.
La explicación a esa aparente discordancia es fácil: la tortilla de papas es un plato internacional. ;)
Estooooooooo, si cometes sacrilegio poniéndole a la tortilla potingues del tipo mayonesa es normal que se revele y te salga por peteneras, pero, lo más normal es que la tortilla te hable cuando en vez de perejil le hayas echado algo de maria, entonces es cuando te habla la tortilla, la cervecita y hasta la borde de la vecina ( o al menos eso parece)
:-))
Caballero (sin acritud), permítame alejarme un momento del tema de discusión actual, pues deseo extenderle una atenta invitación.
Seguramente se habrá enterado usted, pues por algo es usted una persona fina y educada, se habrá enterado usted, decía yo, que me encuentro organizando un podcast que discutiría temas relacionados con la ciencia, la tecnología, el escepticismo y el conocimiento, no necesariamente en ese orden, y me agradaría mucho que pudiéramos contar con su colaboración en algún episodio. No importa si es un comentario editorial, participación de viva voz o discusión de guiones, su colaboración mejorará la calidad, por escasa que esta sea, del podcast. Tanto si le agrada a usted la idea como si se decanta por elegir la opción contraria, por favor hágame saber su desición.
Bien, y ahora retomando el tema de ésta discusión, diré que a mí jamás me ha hablado una tortilla de patatas. De champiñones sí, pero de patatas nunca.
Venerado Quoth:
Según creo recordar, algo leí sobre el podcast de marras en su bitácora (o quizá en alguna de sus muy caros familiares, a quienes mando saludos térmicos). Sin emcabio, si he de ser sincero, seguí mi camino lector porque no tenía ni tengo la menor idea, noción o comprensión de qué demoños (o coño, en España, en delirio de eñes) es un podcast.
He oído dellos, pero no sé de qué tratan, qué son o en qué consisten. Yo pensaba que era cosas de músicas pomíferas que uno podía bajarse del servidor pertinente a 0.99 USD la unidad. Por cierto, que ya podríamos encontrarle un palabro a podcast, porque ese se me antoja feo e impronunciable.
En resumen, sumario o síntesis, yo con mucho gusto participaré como mejor sepa, pero ¿de qué se trata? Si me lo pudiera explicar, yo mucho se lo agradecería. Si lo estima conveniente, pertinente o adecuado, puede usar mi dirección mus.elmundo@gmail.com.
Suyo affmo.
Mus
P. D. Hay qué ver lo que cuesta a veces escribir como pendejo. ¡He tenido que mirar el diccionario una docena de veces! :D
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