31 marzo 2008

La versión del amor

Los ritmos latinos tienen algo especial.

Hoy estaba comprando un semipollo feliz y mi adquisición se vio acompañada por los compases sabrosones de esta versión de Tómame o déjame.



No encontré versiones visuales menos empalagosas que tuvieran una calidad decente, pido disculpas (aunque ¡qué bonito es el amor!), pero hay que ver lo bien que suena ese "to-o-mame" inicial y lo aburrido que hace que parezca el original de Mocedades.

El amor es diferente en América Latina, y algo me dice que la pujanza de muchos latinos y sus culturas, tanto en los Estados Unidos como en Europa, tiene mucho que ver con esa concepción tan peculiar y arrebatada del amor. La gente, toda, lo que de veras desearía es sentir pasiones, celos y venganzas, cuernos carnales y no intelectuales, almibaramientos; y si para ello tienen que venir con cierta acaramelación exagerada, pues sea. Bienvenidos los mariachis cabe un balcón, las salsas sudorosas, las cumbias agarraditas, los escotes de vértigo y los pantalones marcapaquete: lo que haga falta.

Antes lo veía con cierto escepticismo, pero ahora me limito a verlo con envidia. En España no se ama así ni de coña. A ver si nos lo enseñan aprovechando que vinieron tantos.

En la costa del Pacífico americano, el día de san Amós (profeta), a mediodía.

Mus

P. D. Tengo yo una anécdota con este santo. Un compañerito mío de clase, del siglo pasado, cuyo difunto papá era marroquí, tenía por gracia "Mohamed". Al cura que nos daba la inevitable clase de religión no parecía convencerle eso de que tuviera tan islámico nombre, así que dio en rebautizarlo, a su mero antojo, "Amós", diciendo que así se había llamado un santo: "Amós Mohamed". Aquello, que ya en su día me pareció raro, hoy me atrevo a calificarlo de gilipollez supina, como las emitidas por la dama vallisoletana y doña Marta, comentadas no hace mucho.

17 marzo 2008

Walt Disney liberal

Hace tiempo que quería usar el adjetivo diacrónico, que es muy útil por su capacidad de expresar en términos breves lo que suele requerir una frase compleja, del tipo de a lo largo del tiempo, con el paso del tiempo o a través del tiempo. Lamentablemente no se me ha dado el caso de poder aplicarlo hasta hace unos minutos, que he tenido chance de ver este pasaje de Los aristogatos.



Algo me dice que, si tuvieran que volver a hacer su trabajo, los encargados del doblaje de esta película se cuidarían mucho de poner la palabra swinger en boca de O'Malley, y tanto o más de que Duquesa le pregunte a O'Malley qué es un swinger. Hay términos que no llevan bien el paso del tiempo.

Y quien no sepa qué significa swinger, que lo busque solito/a, porque esta es una bitácora decente donde se habla de tiernos gatitos, no de lascivias porcinas, pecaminosas lujurias o concupiscencias injustificables. Hala, cibermarranos del mundo, ¡a cascársela a otra parte!

Aparte, creo que fue un error que la versión en español no reflejara el acento francés de Duquesa que se aprecia en el original, aunque para diferenciar sí le pusieron acento del Cono Sur a uno de los gatos (el que toca la concertina, de la que hablé hace algunos meses) que habla unas palabrillas en español. Hay que decir que se nota que el original es muy superior a la versión doblada por aquello de los matices de acentos y tal... pero como de costumbre, yo no me entero de nada.

Mañana me voy de vacaciones a las Montañas Rocallosas. ¡Olé!

En Madrid, el día de san Patricio (obispo), por la tarde.

Mus

14 marzo 2008

La importancia de llamarse José

El pasado octubre criticaba yo la actitud provinciana de una señora que se empeñó en llamar José Luis a Josep Lluis Carod. En aquella ocasión, Peterpanpais (ya que esta vez mi artículo no va de palabras, se puede aprovechar para leer el suyo sobre la palabra falla) ya me apuntó con amabilidad que también había seres en Cataluña que se empeñan en cambiarle la gracia a las personas y ponérsela en el idioma local.

Marta Ferrusola está muy en su derecho de emitir presuntas majaderías cuando presuntamente dice que le molesta mucho que el presidente de la Generalitat catalana se llame José, y no Josep. Supongo que dentro de cincuenta años tendremos al primer presidente negro de la Generalitat y los huesos de nuestra amable conciudadana se tambalearán en su sarcófago cuando las almas correveidiles le lleven la nueva de que los catalanes han decidido poner al frente de su Gobierno a un tipo llamada Ngué, y no quiero ni pensar en lo que sucederá cuando tengamos a nuestro primer presidente del Gobierno Mohamed.

Aunque la que gobernaba no era ella sino su marido y este ha expresado su rotundo desacuerdo con ella en este tema, me acordé de los versos de Góngora, a la sazón paisano del denostado Montilla:
Amadores desdichados
que seguís milicia tal
decidme qué buena guía
podéis de un ciego sacar
Porque ceguera ha de ser la de quien juzga a alguien por el nombre que sus padres le pusieron. Espero que gente de este tenor no nos guíe ya nunca más.

En Madrid, el día de san Raimundo de Fitero (fundador*), de madrugada.

Mus

*Fundador de la orden de Calatrava, muy famosa por sus cómicos hermanos.

09 marzo 2008

Prueba lírica superada

El otro día conocí a Lula May, una dama encantadora e interesantísima. Lula tuvo la amabilidad de hablarme de los cuasijaicus, que son unas poesías que ella escribe. Si lo entendí bien, los jaicus son poemas japoneses de tres versos, sin rima, con una métrica de 5/7/5 y en cuyo verso central debe haber una referencia a alguna estación del año. Los de ella no son jaicus del todo, quizá por eso de que no habla de las estaciones del año (o al menos lo hace con sotileza tal que yo no me entero).

Más adelante se pueden deleitar con mi primera serie de estos interesantes poemas orientales, aunque algo ectópicos por ser yo quien soy (es decir, un madrileño desubicado). Como además soy muy bruto, mi intento me ha salido poco lírico y harto insulso, pero oigan, ¡por algo se empieza! Para no quedarme corto, he repasado todas las estaciones que conozco, las de aquí, porque las estaciones japonesas no las domino. Un día, ahora que creo que se está deshelando el polo Norte, haré un cuasijaicu desde allí y me ahorraré un par de estaciones. De hecho, me ahorraré tres, porque si la primavera y el otoño no existen allá y el invierno no cuenta porque no se ve ni un pimiento, solo puede quedar el cuasijaicu del verano... ¡a pesar de que Georgie Dann no va por allá!

Siendo de este modo, podría constituir el comienzo del cuasijaicu septentrional, todo un nuevo mundo literario. Como son lugares muy inhóspitos y propios de expedicionarios, pincho mi bandera y declaro descubierto el cuasijaicu septentrional, así que luego que no venga nadie a joderme con que ya existía.

En fin, dejemos eso que ahora no hace al caso. Ahí van:

Quiero queso ya
Y solo hay peros en flor
Crujen mis tripas

Allí está la mesa
Incendiada de calor
Y ni un gazpacho

Vas hacia el coche
Le quitas la hojarasca
Y para el pueblo

Vas al mercado
Le pides a la Nieves
Cuarto de queso

Cuasijaicus a mí... ¡ja! Me voy por mi medicina, que ya llevo días de incumplimiento terapéutico.

En Madrid, el día de santa Francisca Romana (religiosa), a punto de pasar la hoja del calendario.

Mus

07 marzo 2008

Pofavó, párenle

SPAM, S. A.
Vía Grande del Coñazo, s/n
66666 Ciudad Pelma
CANSINOLANDIA

A quien corresponda.

Por la presente, muy hastalosgüevos ya de que su estimada empresa me abrume con su considerada correspondencia, me permito exponerles lo siguiente, lo cual a su vez les participo, informo y comunico:

No deseo que se aprecie mi pito. Sé que es ínfimo, sé que sus medidas desafían las leyes de la naturaleza e incluso de la divinidad y el sentido mismo de los números naturales y reales, y que más bien se circunscriben al campo de los números imaginarios, con su "i" incluida. Son tan escuetas sus dimensiones, tan porfiada su pequeñez, es tan patente su ausencia que, si no fuera por el impulso eyector salvador de quién sabe qué músculo pubococcígeo, al orinar me haría pis en el escroto --y eso si tal estructura anatómica pudiera encontrárseme--. Sé también que visto al natural mi pubis parece una imagen pixelada, un borrón incorpóreo, una indefinición. Lo sé todo, caballeros: llevo conviviendo con esta situación desde hace ya muchos años, así que no crean ni por un momento que me he caído de un guindo. Les ruego no obstante, les suplico, fincado de hinojos si es preciso, que dejen de mandarme publicidad sobre sistemas concebidos, ideados o diseñados para aumentar las dimensiones de mi menguado órgano. Por otro lado, les manifiesto mi sorpresa: no es que yo esconda esta situación, ni mucho menos; de hecho, la muestro (más bien intento mostrarla) tanto como me dejan con la sola demanda de que se aporte lupa de gran aumento, pero ¿serían tan amables de meterse por do más pecado haya sus mensajes no solicitados acerca de sobredimensionamientos genitales?

Otrosí les digo que no deseo que se alivie mi impotencia, aunque ahora se llame disfunción eréctil. Dadas las dimensiones naturales, la última vez que tuve una erección mis vergüenzas consiguieron alargarse hasta una longitud que mi recato me impide citar pero cuya elucidación, a fuer de sinceridad, requirió de complejos cálculos infinitesimales. Comprendan esta situación, señores míos, ¡háganse cargo! En estas condiciones, sin duda entenderán que tener una erección o no tenerla es algo que hace tiempo que dejó de preocuparme, por lo cual sus sin duda interesantes productos estimulantes, paradigmas de las más ínclitas reciedumbre, solidez y dureza, me están de más. MUY de más.

Por favor, déjenme en paz, que mi microgenitosomía y yo se lo agradeceremos harto.

Es gracia que espero obtener de VV. II., a q. D. g. m. a.

Mus

Encuestas e intereses

En esta campaña electoral española que un hijo de puta acaba de convertir en campaña hemática se escuchan muchas sandeces, la mayoría interesadas pero sandeces al fin y al cabo. Una de ellas la escuché esta mañana en relación con las encuestas de intención de voto, y lo que oí me recordó las innumerables idioteces que se articularon con ocasión de las elecciones presidenciales mexicanas de 2006 y sus diversos recuentos posteriores.

Un contertulio de una emisora de radio se quejaba del cártel (sic) de las empresas demoscópicas que, según él, impiden a los españoles conocer la realidad. Venía a decir que era antidemocrático y tercermundista que a estas alturas no se supiera a ciencia cierta quién iba a ganar las elecciones españolas. Take chestnut! Con independencia de la existencia de tal cártel, que desconozco, parece mentira que alguien diga algo así cuando la situación es obvia: los dos grupos principales están muy parejos, y eso es precisamente lo que detectan las encuestas. ¿Por qué asombrarse de que haya gran equilibrio?

Esto sucedió en México. Las encuestas ya decían que iba a estar la cosa muy pareja. De una amplia base de apoyo al actual presidente legítimo, la campaña se fue yendo en su desfavor y a favor del actual presidente real, que terminó ganando por corta cabeza (no es insulto, sino terminología hípica) y por la arrogancia, la soberbia y un punto de estupidez (ahí sí es lo que parece) del legítimo. Eso se sabía en las encuestas inmediatamente anteriores a las elecciones del 2006, que acertaron de pleno en el sentido de que la cosa estuvo muy reñida hasta el último momento.

La estadística dice lo que dice y tiene la fiabilidad que tiene, y luego cada uno que piense lo que le parezca mejor, pero conviene entender un poco la ciencia que avala estos estudios. No dudo de que se hacen encuestas a medida, pero más allá de los resultados de tales encuestas o de su mejor o peor diseño y ejecución, lo que más se hace es usarlas a medida, y de eso no se salvan los contertulios ni sus gilipolleces en antena. ¿Periodistas? No, cuando opinan son lobos con piel ovina. Cuánta mierda, el mondesvol los confunda.

En Madrid, el día en que mataron a Isaías Carrasco, por la tarde.


Mus