16 diciembre 2007

La antítesis mexicana



Diz el diccionario CLAVE que una antítesis es una "figura retórica consistente en contraponer una frase o una palabra a otra de significación contraria".

Una antítesis mexicana permanente, cooperadora necesaria de ese surrealismo al que muchos extranjeros se atreven a tildar de costumbrismo por la repiteración de sus manifestaciones, es la que tiene que ver con la higiene.

Es difícil pensar en personal más preocupado con la higiene que los mexicanos. Véase nomás lo muy seguido que uno se cruza con personas que portan cubrebocas, lo que quizá sea útil (aunque lo dudo un poco, francamente) para evitar la transmisión comunitaria de infecciones. A continuación uno mira tantas calles llenas de botes de refresco vacíos (los mexicanos son los ases mundiales del refresco) tirados por las calles u observa la impenitente nube que fumiga sin cesar la ciudad de México, y comienza a preguntarse.

Ayer fui a una lavandería, donde por módico precio me lavaron mi ropa con excepción de los calcetines y la ropa interior debido a que, por higiene según los titulares del establecimiento, estas prendas no se aceptan para su lavado. ¿Y si yo no usara ropa interior tendrían problema en lavarme los pantalones? Como no la uso, preferí no preguntar, no tuviera que andarme a otra lavandería. Es difícil de entender esta concepción de la higiene, parece una visión exacerbada y un cierto pudor excesivo. Las lavadoras están, por definición, para purgar las pecaminosas manchas de toda índole y condición que afligen a nuestras humanas ropas. Comprendo que a alguien podría darle asco una zurraspa, pero es que precisamente de eso se trata una lavandería: de limpiar manchas. Este caso se me antojó una especie de fenómeno nimby (not in my back yard), al estilo de los que se producen en las comunidades en las que se pretende instalar un cementerio, una cárcel u otras obras civiles que, aunque todos percibimos como necesarias para la sociedad, preferimos que se endilguen al entorno geográfico de otros. En definitiva, en esta lavandería prefieren no lavar ropa interior o calcetines, por higiene, pero seguramente no tienen problema alguno en lavar playeras con pestilente olor a sobaquina, ni probablemente lo tendrían en limpiar el vestido inseminado de cualquier becaria albidómica con veleidades felacionistas. Mi no comprender del todo, pero tampoco pregunto porque me gustan estas cosas que no comprendo.

En las panaderías mexicanas es costumbre agarrar el pan y los bollos (panes dulces, aquí) con unas pinzas y poner sobre una charola lo que uno va escogiendo. Por higiene, cómo no. Parece un esfuerzo honorable, pero el caso es que es un país donde tirios y troyanos comen por la calle (y yo el primero, yatedigo.com) en establecimientos cuyas condiciones higienicosanitarias harían palidecer al inspector más avezado; donde las carnicerías, recauderías y -erías de todo tipo crían amables moscas sobre mostradores carentes de protección y a menudo con sistemas de refrigeración poco finos, de haberlos. Todo eso para luego poner el esfuerzo en un producto con una actividad de agua prácticamente nula (y por tanto poco susceptible de contaminación), como los panes. Antítesis mexicana, ¿que no?

Bueno, pues todas estas cosas incomprensibles son las que adoro. Tengo mi propia opinión sobre lo que debiera hacerse, pero me evito problemas con el artículo 33 y me la guardo. Memento homo qui a pulvis eris et in pulvere reverteris. Siendo polvo cual soy, una mosca más o menos no ha de amedrentarme. Como mucho, basta con ir acostumbrando las tripas a variantes desconocidas de colibacilos diversos, pero eso es todo. Así que me voy ahorita mismo a un tianguis, a empacharme de tacos y quecas en mi propia antítesis, sin retórica alguna.

En Puebla, el día de santa Adelaida (emperatriz), por la mañana.

Mus

5 Comments:

Blogger chuliMa manifestó al respecto que...

"en limpiar el vestido inseminado de cualquier becaria albidómica con veleidades felacionistas"

Estimado señor,por fin consigo un minuto para hacer visitas, y le aseguro que...si tuviese algo más de tiempo, platicariamos al respecto de su frase, o incluso le diria lo que pienso sobre la limpieza de las bragas, tangas, cucos, o calzones, o sinonimos de tales.

Conste que me voy a casa con las palabras albidómica y veleidades apuntadas en la palma de la mano, (tambien le digo que despues de abrir 1599 cajas las tengo un poco-bastante-mucho-manchadas) pero en cuantito llege a casa, investigaré entre las más escondida suciedad de ellas, algún mensaje que me ayude a entender el por qué de su poca ropa interior.
Mientras tanto, quedesé usted con un par de miles de besos
;-)

Posdatilla: ennn?? ni yo misma se que escrito..aysss

21/12/07 2:40 p.m.  
Anonymous Anónimo manifestó al respecto que...

Ea, pues a ver si te aclaras con la chuleta de la mano. Lo malo de tener la mano zuzia es que uno no se puede meter el dedo en la nariz con tantas garantías. En cuanto a veleidad será fácil, pero albidómica no tanto... ¡porque me la inventé! No es demasiado difícil, pero no está en diccionario alguno.

Veo que te gusta limpiar ropa interior. Cuando seamos marido y mujer, te dejaré que no limpies la mía.

Mua.
Digo, Mus. Bueno, no, también mua... Si te dejas, claro.

21/12/07 2:56 p.m.  
Blogger chuliMa manifestó al respecto que...

¿No me vas a dejar que te lave los carsones armaa miaa??
Ays, que frustración ma grande...
jajaja.. creo que eso de trabajar los domingos no me sienta naita bien.
Más besos...
;-)

23/12/07 5:37 a.m.  
Anonymous Anónimo manifestó al respecto que...

Claro que te dejaré, claro que sí, pero también te encargaré que los busques. Cuando los encuentres, puedes limpiarlos cuanto desees, siempre que estén zuzioz, por supuesto.

23/12/07 7:59 a.m.  
Blogger caracol manifestó al respecto que...

y... Viva México!
jajaja me ha encantado esto...

30/1/08 1:28 a.m.  

Publicar un comentario

<< Home