31 marzo 2007

Monarquía emigrante

Apenas pasa un día sin que salga en los diarios una noticia sobre animales desorientados, que no hibernan, que no emigran cuando deben o lo hacen cuando no debieran, croares batracios que ya no resuenan alegres en medio de la lluvia, bichos que desaparecen por un par de simples grados Fahrenheit de más o de menos en su biotopo.

En el pasado estábamos preocupados por casos más o menos puntuales. El problema era la caza, el furtiveo, el comercio de especies. Todo eso palidece con el problema que se plantea ahora. Y es que somos demasiados.

Mi padre solía contar historias de caza de patos, allá por los cincuenta, en un lugar donde el carrizal inmenso de cuatro metros de altura convertía el despoblado en un laberinto inextricable al alcance de un par de individuos de por allá dispuestos a aventurarse por aquellos tablazos metidos en una estrecha barca, a tirar cercetas y patos, a espantarse mosquitos como aviones y a sacarse sanguijuelas chuponcillas que trepaban pata arriba. De aquellas correrías quedan relatos de islotes cuajados de nidos de garza real, de jornadas en las que la balsa rebosaba de anátidas que acababan donadas al asilo local de monjitas, pero sobre todo un regusto de soledad en el campo, de campo «auténtico».

Lo de hoy, para bien o para mal, apenas se parece. A casi todos lados se llega con el coche, hay media docena de bares, un grupo de bicicleteros de montanbais, una antena de telefonía celular y algún tipo con el inevitable aparato y su melodía chistosa de a 2 euros por SMS; o se ve, a lo lejos, una bola de molinos de viento, muy ecológicos pero inimaginablemente feos. (Por cierto, ¿por qué muchas veces, en el mismo parque eólico, hay molinos girando y otros parados?)

Es deprimente, pero tengo para mí que esto del clima y todo el impacto sobre el medio no tiene vuelta atrás, por la simple razón de que hemos crecido demasiado y seguiremos haciéndolo. La idea de que como animales racionales podemos restringir nuestra pulsión de crecer es una fantasía, creo yo. Del mismo modo que unos pocos colibacilos metidos en un tubo con medio de crecimiento se multiplican hasta agotar los recursos y acabar feneciendo en el baldío detrítico (vulgo: pura mierda) que han dejado, nosotros creceremos hasta agotar los recursos y después... Bueno, el mundo no es exactamente un tubo de ensayo, es más abierto que eso, pero deberemos adelgazar mucho en número de individuos. No quiero ni pensar cómo sucederá eso, pero creo que no habrá nada nuevo bajo el sol y adelgazaremos del mismitico modo que cualquier otra población de bichos. Hay cosas que solo pueden hacerse de un modo.

A corto y medio plazo los primeros que perderemos seremos nosotros, porque somos los únicos que parecen tener conciencia de sí mismos y de los efectos de sus acciones, pero a largo plazo creo que no habrá el menor problema, ni siquiera si arrasamos el mundo: la vida se abrirá paso. Tal como lo veo yo desde mi perspectiva un tanto nihilista y biocéntrica (no homocéntrica), lo importante es que haya vida, tanto si es con seres humanos como si es con cualquier otra cosa. Al fin y al cabo, el hombre
no es más que un accidente evolutivo y podría perfectamente haber sucedido que no existiéramos lo que hubiera tenido la ventaja de nadie tuviera que leer cosas tan aburridas como esta—.

Por si acaso, se me ha ocurrido que más vale conocer las cosas mientras aún sigan ahí, así que esta semana santa me largo a Michoacán a ver si veo mariposas monarcas*, bichos viajeros singulares que se pasean por todo el norte de América en busca de quién sabe qué. El otro día leía que ha desaparecido casi el 60% del ganado apícola estadounidense: esfumado, ni siquiera encuentran los cadáveres de tan ingente población, crucial para la polinización de muchas plantas de interés agrícola, entre ellas los almendros californianos. Tendré que atracarme de turrón también, antes de que se ponga por las nubes por la escasez de la miel y los almendrucos.

Hoy me levanté de un optimista que asusto. Creo que necesito un vino; voy por él.

En la ciudad de Puebla, el día de san Amós (profeta), por la tarde.

Mus

*Nota: Me dice la hermosa Cata que debe decirse mariposas monarca, no mariposas monarcas y, tras pensarlo más despacio, creo que tiene razón. Mersí bocú, Cata. :)

8 Comments:

Blogger Unknown manifestó al respecto que...

Antes de que se me olvide, corazón santo, a tí que no te ajuantas cuando te equivocas, el término "monarca" en el plural de "mariposa monarca" no lleva "s" al final. Que la verdad es lo de menos y a mi no me importa, y además lo hago sólo para molestar.

Cuando vayas a Michoacán hay una posada muy cómoda en Angangueo, Don Bruno creo que se llama, que está casi a la entrada del santuario. Y tienen una tienda llena de artilugios con forma de mariposas monarca. Yo me traje un servilletero a Québec que compré hace un titipuchal de tiempo y al que le tengo mucho cariño.

31/3/07 6:09 p.m.  
Anonymous Anónimo manifestó al respecto que...

Mmmm... ¿cómo podríamos hallar una respuesta a este dilema? Porque lo cierto es que yo digo de vacas frisonas, macacos cangrejeros, perros chihuahueños, patos colorados, elefantes africanos y toda una interminable serie de bichos, de toda clase y condición, para los cuales empleo la concordancia de número.

Acaso esto sea algo como lo que ocurre con ciertos plurales que, siendo perfectamente canónicos, suenan extraños porque no siempre se usan. Tal es el caso del adjetivo "estándar", que aunque decimos "los estándares de vida" no decimos (bueno, yo sí) "los tratamientos estándares".

En definitiva, que yo creo que "monarca" es un adjetivo, y prefiero que sea un adjetivo de los habituales puesto que 'monarca' tiene un plural obvio. Pero voy a ver si obtengo más información al respecto y ya te platico. :)

Gracias por el consejo sobre la posada. Allá voy. :)

Besos (ahora que no mira Uno).

31/3/07 7:49 p.m.  
Blogger Unknown manifestó al respecto que...

Yo estoy feliz porque mi cerezo ya casi florece y eso significa que el invierno ya se va.

Y cuando el cerezo florece es tiempo de tomar sake. Y si tomo mucho sake creo que Uno tendrá que tomar las debidas precauciones.

Ojalá que te la pasas bien en Michoacán. Besitos y un abrazo, hoy que estoy contenta porque el termómetro por fin sobrepasó los 10 grados Celcius.

1/4/07 6:08 p.m.  
Anonymous Anónimo manifestó al respecto que...

Vaya, te adelantaste por unos segundos. :)
Debo decir que, con lo que he ido mirando y lo que he discurrido, creo que tenías razón y es más propio decir "mariposas monarca" que "mariposas monarcas". El motivo es que monarca no es realmente un adjetivo (como sí lo son todos los casos que cité ayer), sino un sustantivo en aposición, y en este caso concreto resulta aplicable la forma general de creación de plurales de sustantivos en aposición (por ejemplo, hombres rana, camiones cisterna).

Olé por ti. Gracias por comentármelo. :) Y, por supuesto, suerte con el sake, con el cerezo y con el otro. Uy, perdón, con el Uno, digo. ;)

1/4/07 6:17 p.m.  
Blogger chuliMa manifestó al respecto que...

Espero que el vinito te esté animando pirata.

;-)
shaluditos

2/4/07 5:37 a.m.  
Blogger Unknown manifestó al respecto que...

Lo de las mariposas monarca me lo aprendí en la primaria porque mi maestra sabía mucho sobre idiomas. Como que hablaba ocho. Yo nada más hablo tres y uno a medias.

De cualquier manera este sábado vamos a hacer la fiesta del cerezo porque Tomoka ya consiguió sake de buena calidad...

3/4/07 7:32 p.m.  
Blogger caracol manifestó al respecto que...

hace un par de días, me enteré que la situación de las abejitas está mal. No peor que cuando escribiste esto. O sea, que ya se les olvidó que cuando escribiste esto ya estaba mal, pero no se ha hecho mucho para... que reaparezcan las abejas... o no desaparezcan las que quedan.

Solo repasando tu historia, darlin.

12/4/09 2:36 a.m.  
Anonymous Anónimo manifestó al respecto que...

Todo está mal para todos los bichos. O para casi todos, y es una pena porque además las abejas son simpáticas. :(

12/4/09 12:41 p.m.  

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