Aclaración cultural
Luego resulta que hay quien se cree que poner palabras desacostumbradas tiene relación con la cultura, con haber leído mucho o algo así.
¡No, hombre, no!
Es mucho más sencillo que eso. Tú quieres decir algo pero dártelas de sofisticado, ¿no? Pues agarras la palabra que quieres usar, la buscas en un diccionario de sinónimos y te salen un chorro de palabras que jamás usarías con el panadero pero que te hacen parecer un nóbel.
Quieres contarle a alguien que tal o cual circunstancia es un asco, una puta mierda, pero te choca parecer zafio; así que vas al diccionario de sinónimos y enseguida te pones en disposición de usar execrable, ominoso, vitando y lindezas por el estilo. Ay, pendejito, ¡que no habías pensado las cosas bien!
Después te olvidas de ellas y jamás vuelves a usarlas. ¿Para qué? Quizá ni siquiera te acuerdes de su significado. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de coger, ¿no? Lo que tú en verdad anhelas es propiciar un ayuntamiento carnal con tal o con pascual, sueñas con la posibilidad de echarle un polvo a esa víctima inocente que pasea por tus pupilas, ¿no? Es normal, no hay problema; es lo que hace todo el mundo, tranquilo. ¡Pero entonces para qué te sirve acordarte del significado de las palabras!
Nada, olvídate de las palabras y reserva la lengua para otros usos más sensatos. Ahí sí no tendrás defensa y o la usas con arte o te vas al pasto sin remedio.
O regalas vibradores, que también es una opción. Con pilas, siempre con pilas.
En Puebla, el día de san Aldelmo (obispo) por la noche.
Mus
¡No, hombre, no!
Es mucho más sencillo que eso. Tú quieres decir algo pero dártelas de sofisticado, ¿no? Pues agarras la palabra que quieres usar, la buscas en un diccionario de sinónimos y te salen un chorro de palabras que jamás usarías con el panadero pero que te hacen parecer un nóbel.
Quieres contarle a alguien que tal o cual circunstancia es un asco, una puta mierda, pero te choca parecer zafio; así que vas al diccionario de sinónimos y enseguida te pones en disposición de usar execrable, ominoso, vitando y lindezas por el estilo. Ay, pendejito, ¡que no habías pensado las cosas bien!
Después te olvidas de ellas y jamás vuelves a usarlas. ¿Para qué? Quizá ni siquiera te acuerdes de su significado. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de coger, ¿no? Lo que tú en verdad anhelas es propiciar un ayuntamiento carnal con tal o con pascual, sueñas con la posibilidad de echarle un polvo a esa víctima inocente que pasea por tus pupilas, ¿no? Es normal, no hay problema; es lo que hace todo el mundo, tranquilo. ¡Pero entonces para qué te sirve acordarte del significado de las palabras!
Nada, olvídate de las palabras y reserva la lengua para otros usos más sensatos. Ahí sí no tendrás defensa y o la usas con arte o te vas al pasto sin remedio.
O regalas vibradores, que también es una opción. Con pilas, siempre con pilas.
En Puebla, el día de san Aldelmo (obispo) por la noche.
Mus