18 julio 2011

Mi prole

Este Mus, que eligió la infecundidad y decidió dejar que el polvo estelar de sus cromosomas se desintegre eternamente para fundirse con el orbe, que se mantuvo virgen e inasequible a cualquier acceso sexual, que miró la belleza de la mujer (incluida la mujer del prójimo, que es más difícil aún) desde la más estricta perspectiva filosófica y que mantuvo firme su desprecio a lo mundano y biogenerador, en su senectud ha venido a ver su casa inundada por una suerte de plaga bíblica de diminutos batracios que han colmado de alegrías su vida y de esperanza su espíritu.

He aquí, sin dejarme una sola, la lista alfabética de las 326 ranas de la fuente de mi patio:

Aarón, Abel, Abraham, Acadio, Adán, Adriana, Agamenón, Ágata, Agripina, Ainara, Aitane, Alejandra, Alfonsito, Alfreda, Alicia, Alipio, Amador, Amaranta, Ambrosio, Amós, Amparo, Ana, Anaxágoras, Ángel, Antioco, Antonina, Anturio, Anuska, Apelio, Aquilino, Ariel, Aristóteles, Arquímedes, Arsenio, Artemio, Asclepio, Ataúlfo, Aurelia, Ausías, Auxiliadora, Ava, Bárbara, Bartolomé, Baudilio, Beatriz, Begoña (esta salió reputa, todo hay que decirlo, y al poco de sacar las patas ya andaba besando sapos con salacidad), Belén, Belisario, Benigno, Berenguela, Betina (la única que salió chela), Bonaventura, Bonifacio, Brittany, Brunilda, Calixto, Camila, Camilo, Camino, Candela, Carlota, Carmelo, Casiano, Casiopea, Cástulo, Catalina, Cayo, Cecilio, Celedonio, Celia, Cesáreo, Clara, Claudia, Clementina, Cleo, Cleofé, Clodoaldo, Clotilde, Conchita, Constancia, Corina, Costelo, Crisóstomo, Críspula, Cristino, Daniel, Darío, Deisy, Diego, Dimas, Dolores (pero todos le dicen Lolita), Donaldo, Dora, Doroteo, Drusila, Dulce, Eduarda, Efrén, Elanor, Elena, Eleuteria, Eligio, Elisa, Elisa (estas dos son gemelas idénticas y me pareció conveniente que, ya que son igualitas, también tuvieran el mismo nombre para evitarles problemas de identidad), Emanuel, Emérita, Emeteria, Emilina, Encarnación, Encina, Eneas, Enriqueta, Epaminondas, Epigmenia, Epígona, Esaú, Esmeralda, Esperanza, Esquilo, Esteban, Ester, Eufrasia, Eugenio, Eulogio, Eutiquio, Eva, Everardo, Exuperio, Fabiana, Facundo, Federico, Félix, Fermina, Fernando, Flor, Francisco (le decimos Paquita, porque salió con algo de pluma), Froilán, Fructuoso, Gastón, Gertrudis, Gideón, Gina, Giovanni, Gonzala, Gotardo, Gregorio, Gualberto, Gunilla, Gustavo, Héctor, Hipólito, Honorio, Hortensio, Huseín, Iciar, Ifigenia, Ignacio, Igor, Iker, Ingrid, Iris, Isaac, Isabela, Isidora, Ismael, Iván, Jana, Jasón, Jazmín, Jenofonte, Jenón, Jeremías, Jerónima, Jesusa, Jimena, Joaquín, Jonás, Josefina, Juan, Judit, Julio, Júpiter, Justa, Karina, Laura, Leonor, Leopoldo, Leticia, Liliana, Lina, Lisístrata, Lorenzo, Lourdes, Lucas, Lucio, Ludovicio, Luis, Maicol, Malena, Manuel, Marcial, Marcos, Margarito, María, Mariano, Mario, Marta, Mateo, Máxima, Melania, Melisa, Mencía, Mercedes, Miguela, Mirko, Mónica, Muriel, Nacha, Natalia, Nazaria, Nemesio, Néstor, Nicéforo, Nicomedes (¡menudo elemento, el Nico!), Noelia, Norma, Nuño, Nuria, Obdulia, Ofelia, Olegario, Olivia, Omar, Onofre, Ordoño, Osel, Osmundo, Pablo, Palmiro, Paloma, Paris, Pascasio, Patricia, Paulina, Paz, Penélope, Pericles, Petra, Pía, Pilar, Polly, Prado, Práxedes, Primitivo, Princesa, Príncipe, Próspero, Pura, Quiteria, Ramiro, Ramón, Ramsés, Raquel, Raúl, Rebeca, Régula, Remigia, Renata, Resurrección, Rex, Ricardo, Rigoberta, Rodrigo, Román, Romina, Romualda, Rómulo, Rosa, Ruth, Sagrario, Samuel, Sandra (nació cojita, la pobre, sin flagelo caudal), Sanjuanita, Sara, Saturnino, Saúl, Sebastiana, Selena, Senén, Serafina, Serapio, Sergio, Severina, Sierra, Silvestre, Silvina, Simón, Sinforoso, Sixto, Sócrates, Sonsoles, Sulpicio, Tadea, Tarsicia, Teobaldo, Terpsícore, Thais, Tiberio, Timoteo, Tomás, Tránsito, Tristán, Uilfredo, Valeriano, Venancio, Víctor, Vladimiro, Xavier, Xóchitl, Xosé, Yago, Yamilet, Zacarías, Zenobia, Zenón y Zoilo.

Todas ellas, menos las típicas diez o doce remolonas que se resisten a dar, literalmente, el salto (quién no ha tenido alguna vez unas ranas de estas, que no salen de casa ni a tiros...), ya se emanciparon.

A pesar del notable esfuerzo bautismal y nominativo que supuso (por no hablar de la dificultad que entraña su sexación), haberles puesto nombre tiene la ventaja de que ahora cuando las veo puedo llamarlas por su nombre de pila y escuchar sus historias de saltos y cabriolas en busca de mosquitos y otras dulzuras que la Pacha Mama le da a los de su grey.

Oh, desvelos, afanes y regalos de la ranicultura. Oh.

En el municipio de Acajutla, el día de san Arbogasto (obispo) por la noche.

Mus

2 Comments:

Blogger PS manifestó al respecto que...

Ni se te ocurra besarlas!

24/7/11 3:31 a.m.  
Anonymous Anónimo manifestó al respecto que...

ohhhhh¡¡¡¡ Quee chuliiiii¡¡¡¡
Hasta hay una con mi nombre, (seguro que es la que tiene el culo más gordo...)
jajaja

Cruachisss...cruachisss
;-)

25/7/11 1:22 p.m.  

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