30 abril 2009

Via restaurantis (sección gastrosensual): quinta estación

Quinta estación: El camarero rescatista alivia la carga de Mus

Podría haber sido un roce inocente, pero a estas alturas todo me parecen acercamientos eróticos. Cuando el empeine de finura sin par de mi par choca levemente con mi pie y recorre apenas unos centímetros, como al acaso pero sin empacho, solo me queda encomendarme al plato de salsifí fosilizado y algas de tierra aliñados con huevas que, con oportunidad cruzrójica nos trae un camarero decididamente gay.

Conocedor de la sensibilidad social de muchos de estos hombres, a punto estoy de pedirle opinión sobre si, con eso de las algas de tierra, debo llevarme a Chichi al huerto; pero me contengo por no ponerlo en un compromiso. Él muchacho está trabajando y no conviene molestarlo con estas cosas de amores inciertos.

Si me dieran muchos salsifíes y muchas huevas así, yo sería feliz. Con tal de que vivamos juntos, lo mejor de todo dedicado a mí; y luego, cuando te reclamen y otra vez te llamen volveré a decir que el tiempo que te quede libre, si te es posible, dedícalo a mí.

Muy oportuna, M.ª Dolores.

Escrito en un vuelo de Continental Airlines el día de san Fidel de Sigmaringa (presbítero y mártir), por la noche; publicado el día de san Pío V (papa), por la tarde.

Mus