25 abril 2009

Via restaurantis (sección gastrosensual): segunda estación

Segunda estación: Mus carga con las miradas
Cuando menos lo espero, Chichi me guiña un ojo tierno mientras se come con una miqueta de pasión y un mucho de jolgorio dos puntas de espárrago en tempura. Me desasosiega el gesto, pero al comerme las puntas que me tocan a mí se me olvida el mundo. Como buen manchego adoptivo soy de natural basto; aprovecho que nadie mira y paso el dedete por el cuenco del alioli para finiquitar hasta la última molécula de tal delicia. Chichi me mira entre asombrada y excitada, y a mí se me antoja que cree que puedo hacerle a ella un rechupeteo donde más pecado hay.

Pienso en proponerle que, allí mismo, esconda la cabeza en el interior de su elegante falda y ejecutar ese deseo que le sospecho, pero me comporto. Yo siempre me comporto, y más aún cuando carezco de pruebas. Así me va.

Escrito en un vuelo de Continental Airlines el día de san Fidel de Sigmaringa (presbítero y mártir), por la noche; publicado el día de san Marcos (evangelista, como Linda), por la mañana.

Mus