Mercantilismo virginal
Es muy útil creer en magias que vienen acompañadas de promesas de auxilio mágico. A veces destaca el espíritu homocéntrico de la relación con el auxiliador; en este caso, con la auxiliadora. Como somos humanos, creemos lo mejor es que el auxilio quede reflejado en contrato (verbal, pero en lo posible mejor por escrito) por prudencia, por pura seguridad.
Esta humilde y agradable oración chilena es en esencia un contrato de leasing divino, una operación mercantil. El propietario se convierte en arrendatario, cediendo la propiedad del bien y ofreciéndose por completo en su esencia física (ojos, corazón, etc.), no solo espiritual; a cambio espera que la nueva poseedora/arrendadora se ocupe de la seguridad y el mantenimiento del bien arrendado: o sea, el orante entero. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy.
A la firma del contrato, que se da por hecha ante su mera presentación, el arrendatario usará sin restricción el bien, para lo que más se le acomode. Espera, estimo, que la nueva propietaria nunca vendrá a exigirle nada, y menos un ojo o corazón. Qué barbaridad, ¿para qué iba a querer la Virgen un ojo de feligrés?
No queda claro qué contraprestación periódica ofrece por el arrendamiento, aparte de ofrecerse, así que cabe colegir que la mera posesión de todo su ser es una inversión suficiente como para que la adquisición del bien resulte atractiva para la nueva poseedora/arrendadora. Creo que la oración debiera ampliarse para definir este importante aspecto contractual.
Si esta oración fuera dirigida al demoño en lugar de la la Virgen de Lo Vásquez, estaríamos ante un auténtico pacto con el diablo.
Y ahora, querido Mus, escribe cien veces en el pizarrón: "No volveré a ver La vida de Brian sin supervisión apropiada porque me dan accesos iconoclastas". Enmiéndate, que el fin se acerca.
En Buenos Aires, el día de san Ildefonso (obispo), por la mañana.
Mus
Esta humilde y agradable oración chilena es en esencia un contrato de leasing divino, una operación mercantil. El propietario se convierte en arrendatario, cediendo la propiedad del bien y ofreciéndose por completo en su esencia física (ojos, corazón, etc.), no solo espiritual; a cambio espera que la nueva poseedora/arrendadora se ocupe de la seguridad y el mantenimiento del bien arrendado: o sea, el orante entero. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy.
A la firma del contrato, que se da por hecha ante su mera presentación, el arrendatario usará sin restricción el bien, para lo que más se le acomode. Espera, estimo, que la nueva propietaria nunca vendrá a exigirle nada, y menos un ojo o corazón. Qué barbaridad, ¿para qué iba a querer la Virgen un ojo de feligrés?
No queda claro qué contraprestación periódica ofrece por el arrendamiento, aparte de ofrecerse, así que cabe colegir que la mera posesión de todo su ser es una inversión suficiente como para que la adquisición del bien resulte atractiva para la nueva poseedora/arrendadora. Creo que la oración debiera ampliarse para definir este importante aspecto contractual.
Si esta oración fuera dirigida al demoño en lugar de la la Virgen de Lo Vásquez, estaríamos ante un auténtico pacto con el diablo.
Y ahora, querido Mus, escribe cien veces en el pizarrón: "No volveré a ver La vida de Brian sin supervisión apropiada porque me dan accesos iconoclastas". Enmiéndate, que el fin se acerca.
En Buenos Aires, el día de san Ildefonso (obispo), por la mañana.
Mus
2 Comments:
Yo no he visto la Vida de Brian, y eso que me encantan los Monty Python. Y las vîrgenes como ésa son una de las razones por las que soy atea (otra es que nunca me pudieron decir por qué si la concepción debía ser producto del amor entre un hombre y una mujer, la virgen no era una pecadora). Te mando un besote, Mus querido, y ya me voy a dormir, que llevo 56 horas despierta y me duelen mis ojitos tapatíos. Quién me manda estudiar en México y trabajar en Québec.
Con todo y sátira, La vida de Brian es una de las películas con mejor guión de la historia del cine. Creo.
¿Ya hace frío en Quebec? Tú arrópate y si te ves con el aneurisma en peligro, ponte algún estent profiláctico o lo que sea. O casi es mejor que se ponga él un profiláctico y así no tienen peligro de que te reviente a ti el aneurisma, pobesita.
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