31 enero 2008

El espá

En mi viaje a Gran Canaria he aprendido lo que es un espá. Nunca había ido a un lugar de esos en los que te echan agua de todas las clases, pero reconozco que está chulo: flotas en una alberca de agua salada muy agradable pero que te deja los belfos empezados por el salitre, reposas viendo bóvedas estelares artificiales incrustadas en una superficie irregular e indefinida que resulta ser el techo cuando la miras desde la perspectiva habitual; oyes musiquillas de las que no sirven para nada pero no importa; te mojas; se te arrugan los dedos hasta quedar como garbanzos, te asas, te fríes, te mueven las carnes a golpe burbujil; te vuelves a asar y a freír y luego sales con más hambre que Lázaro de Tormes por diez elevado a nueve. En el espá, a ratos te entran como ganas de follar un ratejo y, con ese disimulo para el que la naturaleza no te dotó, miras los escotes de las chicas que andan cerca; enseguida se te pasan las ansias eróticas porque con tanta calor y tanta humedad y tanto relax y tanta hipotonía, ¡menuda hueva ponerse a hacer cositas progenésicas! Además, hay que andarse con ojo, porque salen muchos mocos y uno babea mucho, y eso resulta poco sensual y a la que te descuidas la chica del escote (que aunque no lo sabe también porta tremendo moco) se rehúsa a cualquier aproximación con la típica excusa glucoproteica. Aysss...

Este artículo versaba sobre el espá y mi primera experiencia con él, pero no resisto la tentación de contar algunas cosas relacionadas con el lenguaje. Ahí van.

Los chicharreros (gentilicio de Santa Cruz de Tenerife) y los canariones (lo propio de Gran Canaria) tienen una de esas rivalidades regionales que se ven con tanta frecuencia, un poco como los de La Coruña y Vigo, o Gijón y Oviedo, o Bilbao y San Sebastián. A una canariona le escuché esta frase al hilo del problema surgido el año pasado con Rafael Amargo en la organización del carnaval de Santa Cruz de Tenerife:
[Los chicharreros] se quisieron tirar un pedo más alto que el culo, contrataron al godo y les salió mal.
¡Olé!

Los godos somos los peninsulares, claro, y me explicaron muy solícitamente que hay dos tipos: el godo a secas y el godo jediondo. Este último se distingue por ser, además de godo, un gilipollas que se las da de importante por el mero hecho de ser de la península. Yo confieso que en muchos momentos de mi vida he sido muy jediondo, y que si voy moderándome se debe solo a que uno va saliendo de casa un poco y le cae el veinte poquito a poquito.

Hala, se acabó el acto de contrición. Me merezco un masaje, así que a ver si amanece y me voy a ver a mi fisioterapeuta para que me magree la espalda y me encuentre los puntos qué. Sí, qué, no G, que anda muy malamente la cosa rijosa últimamente. Los puntos qué son puntos álgicos y cuando te los tocan te salen muchas mentadas maternas y le espetas a la masajista: ¡qué daño, coño, 'tate quietecica, hermosa!

En Madrid, el día de santa Brígida (virgen, la pobre), al alba.

Mus

29 enero 2008

Guiones y espacios

El guión (que algunos pronuncian y escriben guion, lo cual ha dado a curiosas discusiones galguipodenqueras) es un caracter tipográfico que me resulta algo antipático, porque me da la impresión de ser un procurador incompleto de amores léxicos. Si en semicírculo dejamos que semi y círculo copulen con entusiasmo, ¿por qué quisiéramos dejar juntos pero aparte a posproducción o subinvestigador como si estos no tuvieran derecho a la rijosidad y el abrazo de tamal?

Yo dejo los guiones para los amores imposibles, impronunciables. Un ejemplo son los compuestos químicos: me parece buena idea el ácido p-metiltereftálico (que me invento en este instante) porque a ver si no cómo decimos ácido pmetiltereftálico, aunque es un poco más sencillo decir parametiltereftálico. También dejo los guiones para los intervalos, pero en las palabras, ¿qué sentido tiene? Sí, sé que podemos escribir hispano-luso, pero si ya nos va bien iberoamericano, ¿por qué no decir hispanoluso y santaspascuas? Las palabras ayuntadas son bellas y a nadie le gustaría que le pusieran un guión en mitad de su cópula. Creo que a las palabras tampoco.

Los ayuntamientos que no resultan tan bellos son los de números y letras. No voy a entrar en lo que es antinatura, como mezclar números y letras y todo eso, porque sería un lío; pero tenemos 23 años, nuestros escusados tienen tanques de 1 galón y nuestros autos tienen 200 caballos (de vapor), pero ahora se puso de moda que nuestros medicamentos tengan 200mg y nuestras pilas sean de 1.5v. Qué feo se lee eso, me thinks.

El origen de toda esa zarandaja de arrejuntar las cifras y las unidades es una norma de estilo, que la verdad es que tampoco sé qué tanta importancia tenga a pesar de lo extendida que está. Consiste en evitar que las cifras y sus unidades se separen al final de una línea. Y para que no se separen, pues ¡hala!, a unirlas para la eternidad bibliográfica. La solución me parece simplista. En primer lugar, no veo que pase nada por que las cifras y las unidades se separen; esa regla de estilo debiera repensarse. En segundo lugar, en la mayoría de los textos se controla perfectamente ese asunto con el espacio de no separación (o "irrompible"), que es un espacio que impide la separación. En Windows se construye rápidamente con CTRL+MAY+espacio. Ese espacio irrompible lo usan mucho los franceses, porque ellos deben insertarlo antes de cada signo de exclamación o interrogación. Un francés escribe:

Voulez-vous plus huîtres ?

Y no:

Voulez-vous quelque
huîtres?

Así que para ellos es vital poner espacios irrompibles, a fin de que el signo no se pueda pasar a otra línea, lo cual sí quedaría de plano feo.

No todo se hace en procesador de textos y no siempre disponemos de espacios irrompibles eficaces, ya sé; a veces no es fácil controlar el aspecto final. Por ejemplo, a mí en este artículo me resulta difícil. Sin embargo, se trata de un documento de poca importancia, y tampoco ningún lector notaría gran cosa la ausencia del espacio irrompible y que una cifra se ha separado de su unidad. En cambio sí se nota, y mucho, cuando nos dan a leer 1g, 100K, 25L, 77mg/dL o 9.8m/s2 (léase segundos al cuadrado), por no hablar de unidades mucho más complejas. Todos esos parecen códigos secretos y uno se aliena, y olvida tomarse las pastillas y en pocos días aparece en la calle, intentando salvar al mundo, todo por culpa de la falta de un espacio. ¡N'ombrenooo!

Si el documento se va a presentar en un contexto más formal, es muy probable que deba revisarlo un maquetador de todos modos, y en ese caso ya debe encargarse él de hacer los ajustes necesarios para que las cifras y sus unidades no se separen al final de las líneas cualquiera que sea el formato de edición escogido.

Y no tengo nada más que decir aparte de gracias por llegar hasta aquí.

En Las Palmas de Gran Canaria, en un cerro desde el que se divisa el puerto, el día de santo Tomás de Aquino (presbítero y doctor de la Iglesia), por la tarde y con mucha y creciente hambre.

Mus

27 enero 2008

La duda, siempre la duda

Mi amiga L. cumple años hoy, así que estas son las mañanitas que cantaba el rey David, hoy por ser tu aniversario te las cantamos a ti, pero esta vez en gringa.



Este sencillo y anual hecho me ha tenido toda la noche sin pegar ojo, en una duda de esas de sinvivir, y es que estaba yo tan emocionado con la cosa de felicitarla tan pronto pasara un segundo de la medianoche que no reparé en un detalle importante: ¡ella vive en las islas Canarias! Le mandé el mensaje de felicitación al rayar las 00.00, pero claro, eran las 00.00 de mi hora, no de la suya: en la suya eran las 23.00. :(

He andado toda la noche dándole vueltas a la cabeza. ¿Qué debe primar en un caso así, el lugar del felicitado o el del felicitando? Ambos elementos son imprescindibles para el acto de la felicitación, de lo que ha de seguirse que ninguno es más importante que el otro, pero ¿qué marco de referencia debe tenerse por más adecuado para determinar cuándo empieza a cumplir años una persona, en relación con quienes la rodean?

Cualquiera dirá que si hubiera esperado una hora habría podido felicitarla igual, sin temor a errar, y eso puede decirse de las 22 horas siguientes también, pero entonces para mí ya no habría sido nada más entrar en vigor la fecha del cumple, ¿o sí? Ahora no sé qué debo hacer, si pedirle disculpas o qué. Menos mal que ella es mi única amiga canaria, porque soportar esta diatriba interna y estas noches toledanas muy seguido podría ser peligroso para mi menguada salud.

He pensado que, ¡qué coño!, mejor es ir a saludarla en persona, así que heme aquí, en el aeropuerto, esperando un vuelo de Air Europa en el cual espero poder llegar cómodamente embutido, como se suele ir en los vuelos de Air Europa. Destino de la butifarra (yo): Gran Canaria.

Ahí voy.

En el aeropuerto de Barajas, el día de santa Ángela de Mérici (virgen, vaya por dios), por la mañana.

Mus

26 enero 2008

Communication is Everything

Y ni siquiera hace falta hablar mucho: a veces bastan unas palabras.

En Madrid, el día de san Timoteo y san Tito (obispos), al mediodía.
Mus

20 enero 2008

Por qué, señor

Sabiendo que tengo que trabajar para ganarme el pan y las ostras
Sabiendo que he de hacerlo porque ninguna rica heredera quiere mantenerme
Sabiendo que soy débil de espíritu y que mi carne es pecadora
Sabiendo que los infinitésimos se inventaron para caracterizar mi resistencia ante la tentación
Sabiendo que tengo que entregar todo esto mañana por la mañana
Sabiendo que acabo de llegar de allende el Atlántico y mi cuerpo se resiente del desfase horario
Sabiendo todo eso y más, te escribo esta anáfora en prosa para clamar y reclamar...

...por qué, señor Mondesvol, ¿¡por qué inventaste la Wii y permitiste que se instalara en mi casa!?

En Madrid, el día de san Fructuoso (obispo y mártir), pasado el mediodía.

Mus

P. D. ¡Ya compito con los profesionales! Dentro de poco les pegaré unas palizas de aúpa.


19 enero 2008

Ojalá que te vaya bonito


Estas líneas son para despedirme de Milena. Milena quizá no lo sabe, pero es la culpablesa de que yo vea bitácoras y, en último término, es la responsablesa de que yo tenga una, aquí presente, con la que molestarlos y molestarlas periódicamente como una dismenorrea o unas fiebres tercianas.

Una día una chica con la que me carteaba por internet me dijo, aún no sé por qué, que lo mío era el amor apache. Como yo no sabía qué coño era amor apache, pues hice lo que se suele hogaño: abrir el gúguel y meter el término, a ver qué sale. Si hubiera sido amorapache quizá habría abierto un diccionario, pero para las expresiones siempre uso el gúguel a pesar de que los diccionarios suelen traer definiciones de algunas. Cuando aprendí el significado de la expresión me pregunté por qué me habría podido catalogar a mí de eroapachista, siendo que más bien yo soy de natural calmo y ella en realidad era bastante agresiva con la pluma, pero bueno.

El caso es que, probablemente por haberse usado tal término en lo de Milena, llegué allá. Me quedé fascinado, aturdido y patidifuso por la frescura con la que se expresaba el personal y lo divertido y deliciosamente loco que era todo. En esa bitácora tuve la fortuna de conocer a la Tiri y a Cataclísmica, de quienes me enamoré al instante y a quienes hubiera ofrecido matrimoño sin pensarlo si no fuera porque lo pensé y, en el caso de Cata, porque su hermano Jack me metió tremendo miedo en el cuerpo. Uno es cobardica, qué se le va a hacer. Atención: Uno ahí soy yo, no Uno, a quien no tengo el gusto, entendámonos. (Quién no siga la Vida de hielo de Cata no entenderá ni papa de lo que acabo de escribir, pero quizá eso lo incite o la incite a echarle un ojo.)

Las palabras enamoran, para bien o para mal. Bien que sufría Cyrano al poner su amor epistolar en mercenario beneficio de otro, pero se aprovechaba don Mendo/Renato cuando, advertido de la posibilidad de que la cruel Magdalena estuviera prendada de él en su vida de trovador, maquinaba:
Si eso fuera cierto... ¡oh!
Si se confirmara... ¡ah!
Que de estar enamorada
mi venganza tendría efeto
pues que podría, discreto,
herilla de una balada
y matalla de un soneto.
El caso es que me acordaba de todo esto (quizá con poco orden) porque Milena dice que cierra su chiringuito y pensé que le escribiría unas líneas para decirle adiós; y en esas estaba cuando me sonaron en algún rincón encefálico los latinísimos compases de Pedro Navaja; y me di cuenta de que la canción habla de cómo una cosa lleva a la otra, y habla de las chiripas, de la mala suerte de estar en un lugar determinado en un mal momento; y me percaté también de que, chiripas o no chiripas, acabo de estar en Panamá (por cierto, que Rubén Blades es el ministro de Turismo, ¡olé!); y que efectivamente, la vida te da sorpresas; y que una cosa lleva a la otra, y que esto y esotro de más allá; y que qué te parece si nos quitamos la ropa y hacemos lo que suelen los equinos y las equinas cuando les da la calor hipofisaria en las pasturas inmensas del Medio Oeste gringo; y luego, habiendo relinchado tantito de gozo, nos vamos agarraditos de la cintura a la calle, a tomar un cafelito poscoital, tan ricamente, que de eso era de lo que iba Sexperiencias. Creo.

Ya derrapé algo, soy un primitivo. En fin, adiós, Milena, y gracias. Espero que mi escultura del sesenta y nueve luzca linda en tu hogar y hayas tenido incontables amantes de calidad virgen extra, gracias a su poderoso efecto atractor (y si te van las chicas, también su efecta atractriz). A mí me gustó tu libro, que por cierto tenía un par de erratas aunque nunca pude reunir el valor para decírtelo, porque cómo iba yo a ser tan pedante y tan desagradable si hasta me firmaste el libro y todo. Lo dicho, soy un cobardica.

Como no soy vate fino, voy a homenajear los mejores momentos de tu bitácora, querida Milena, con mi elogio lírico en prosa preferido, obra de algún guionista a quien el mondesvol tendrá en la pastagloria cuando le llegue el momento.

Calabaza, se acaba un nuevo día y como todas las tardes quiero despedirme de ti.

Quiero despedirme y darte las gracias, una vez más, por seguir aquí con nosotros. Tú, que podrías estar en las mesas de los ricos y los poderosos, has elegido el humilde bancal de un pobre viejo para dar ejemplo al mundo.

Yo no puedo olvidar que en los momentos más difíciles de mi vida, cuando mi hermana se quedó preñada del negro, o cuando me caparon el hurón a mala leche, solo tú prestabas oídos a mis quejas e iluminabas mi camino.

Calabaza, yo te llevo en el corazón.

Y no sabiendo qué más decir (ni cómo) tras tan expresivas frases de alguien más ducho que yo en la res scriptorum, lo rubrico en Madrid, el día de san Canuto (rey), por la noche. Expídase y notifíquese a las partes.

Mus

16 enero 2008

Soy de pueblo


Y me se nota cuando vuelvo a casa.

Ahora que regreso a España, mi maleta contiene apenas unas prendas de vestir pero está atascada de chayotes, chiles (pasilla, chipotle, de árbol y guajillo), jícamas... ¡y un molcajete! Solo me falta el guajolote.

Otrosí digo, para que Chulima no me riña, que todo lo anterior viene en la versión internética del DRAE, a excepción de pasilla, que es el chilaca seco; tampoco viene chilaca, vaya por el mondesvol, pero queda claro que es una variedad de chile.

En la ciudad de México, el día de san Marcelo (papa), al mediodía.

Mus

12 enero 2008

Receta para ser feliz

Si uno desea pasar unos días felices, con el espíritu repostando influencias y con la sensación de que así da gusto, a continuación se ofrece una receta:
  • Se agarra un sartén.
  • Se tira el sartén a tomar por el culo, que no va a hacer ninguna falta.
  • Se compra un boleto de avión a El Salvador y se usa para llegar a El Salvador. Si no se usa, la receta sale asquerosa.
  • Se toma un taxi del aeropuerto y se platica con el chofer sobre cosillas locales.
  • Se maravilla uno de los árboles de mango que acompañan incesantemente al viajero en el viaje por carretera hacia San Salvador, y se le hace a uno la boca agua al pensar en dichos mangos preparados con chilito picoso.
  • Se aprende que en El Salvador se pesa en libras, arrobas y quintales: una libra es una libra de las de toda la vida, una arroba son 25 libras y un quintal son 100 libras o 4 arrobas.
  • Se da uno cuenta de que en este lugar cualquier cosa puede suceder; por ejemplo, pesar un quintal y ser flaco, al mismo tiempo, o pesar dos quintales y no pasar de persona embarnecida.
  • Se llega a un delicioso hotel de la colonia Escalón, una casa reconvertida en hotel, y se aloja uno en una de sus habitaciones con cama matrimoñal a pesar de haber reservado una minisuite. No importa un carajo.
  • Se queda con una amiga a conocerla en persona tras haber platicado con ella por internet. Se le regalan un par de cosillas para que se entretenga si lo desea.
  • Se orilla uno a un restaurante notable llamado A lo nuestro y se pide un menú de degustación decidido a pachas con el metre, que no para de hablar con una encantadora mezcla de servilismo juerguista. ¡Bien por el metre!
  • Aprende uno que el aceite de ajonjolí le hace muy bien a los pescados marinados en limón --vulgo ceviches-- mientras se platica más con la amiga antedicha.
  • Para postre, se toma uno una mús de miel y se pimpla la última copa de la botella de vino que le habían servido, sin dejar de hablar con la mentada.
  • Paga uno la cuenta y sonríe para su coleto al pensar la de mediocridades que debe uno tragar en Europa por precios como los que está pagando en ese instante.
  • Se va uno al catre con una sonrisa en el alma y media botella de tinto en el hígado.
  • Se levanta uno y trabaja un rato, para que la máquina argentífera le siga permitiendo disfrutar de estas recetas.
  • Se va uno a comer en un mol y se platica otro rato.
  • Se regresa uno a trabajar.
  • Se sale a cenar y a tomar unos tragos. Se prueban cervezas varias mientras las amigas de la amiga no cesan de soplarse cerveza tras cerveza sin aparentemente verse afectadas por su contenido etanólico, mientras se desgranan los conflictos sociales locales relacionados con el eterno antagonismo de hombres y mujeres, en especial en lo tocante al matrimoño y sus vericuetos, con atención especial a las infidelidades y los sistemas de pillar marido (léase preñarse). Se aprende que a los atascos o embotellamientos se los puede llamar también trabazón, palabra bella donde las haya y que el que suscribe piensa usar de ahora en adelante siempre que pueda. En refinitiva, se disfruta grandiosa velada y se vuelve uno a casa feliz a dormir un poco la mona.
  • Se levanta uno de mañana, trabaja un rato y luego desayuna a la vera de la piscina soleada. Sara le prepara a uno un huevo frito, un jugo y unos cachos de piña y papaya dulcísima.
  • Se trabaja otro rato.
  • Se marcha uno camino de la playa del Tunco, en La Libertad. Por el camino se aprieta uno en Pollo Campero un par de trozos de pollo frito y media docena de alitas de pollo (la salsa picosa es mejorable) y con la pancita satisfecha se avienta en compañía otra media hora de descenso interminable hasta la playa antedicha.
  • Se aloja uno en un hotel costero con encanto.
  • Se inaugura (en lo personal) la piscina panorámica del hotel, cuyo excedente hídrico, interminable gracias a una bomba continua, alimenta una armónica cascada que choca cinco metros más abajo en una minialberca en la que solo puede uno fabular con una morena en cueros masturbando con el impacto de los chorros toditita su piel de pétalo de rosa.
  • Aprovecha uno para fabular otro poquito más con esto, por si le sirviera de algo para más adelante.
  • Se larga uno a pasear por la playa y se entra a cenar al borde del estero.
  • ¡Hay ostras salvajes! Se come uno una docena y advierte al mesero de que le preparen otra docena y media para el día siguiente, fresquitas de haber pasado la noche en hielo.
  • Se regresa al hotel y se toma uno un trago en una especie de cueva con lucecitas medio psicodélicas en el techo. Se sigue platicando de lo divino y de lo humano.
  • Se da uno un baño nocturno, con la complicidad del vigilante que gasta tremendo escopetón pero va bien sonriente.
  • Se seca uno un poco y se mete en la cama a aprovechar la evocación apócrifa de la morena nudista bajo la cascada a fin de procurarse un poco de asueto genital.
  • Se duerme uno como un bendito.
  • Se sueña con una orgía en un antro swinger y en el sueño se es el personaje que da placer a siete damas, a cual más puerca, quienes experimentan tal frenesí y tal impregnación erótica que a partir de ese día deciden pasar a ser monjas ante la certeza de no acceder nunca más a los niveles de placer que les ha procurado el personaje del sueño, que a la sazón es quien sueña y quien escribe.
  • Se despierta uno renovado aunque un poco triste al advertir que todo había sido una comedia onírica y no se ve ni rastro de dama alguna.
  • Se aprieta uno la docena y media de ostras concertada el día anterior.
  • Se mete uno en la piscina y se disfruta otro rato de pláticas y juegos.
  • Se preparan las maletas, se mete uno en el coche y lo llevan al aeropuerto donde, con un punto de tristeza pero la certidumbre de regresar pronto, se mete uno al avión que lo ha de llevar a otros lugares.
  • Se pasa por el aeropuerto Augusto C. Sandino de Managua, en cuya terminal se lee: "Bienvenid@s". Uno se pregunta cómo se lee realmente esto pero entiende la intención y no sabe qué pensar realmente sobre la estrategia.
  • Se llega a la sala VIP del aeropuerto de la ciudad de Panamá y se redacta esta receta mientras se piensa con agradecimiento infinito en los amigos que uno tiene la suerte de tener por el mundo. Gracias, C. ¡Muaks!
En el aeropuerto de Tocumen, el día de san Benito Biscop (abad), por la noche.

Mus

09 enero 2008

Tirarle de la oreja a Jorge


Hay algunas actividades que se me hacen interesantes incluso no siendo yo propenso o aficionado a ellas. Por ejemplo, me fascina la gente que se deleita yendo de compras, muchas veces sin siquiera querer comprar nada en realidad, siendo que yo odio ir a comprar cosas que ni sé si me gustan, ni si me gustarán ni si las usaré. Quizá esa incomprensión es lo que me atrae de la compulsión por el chopin que tiene tanta gente, o la afición de algunos hombres a ir a probar coches a los concesionarios aunque luego no quieran comprarlos, o la paralela de mujeres que van a probarse traje de noche tras traje de noche, y visón tras visón, sin tener intención alguna de compra. ¿A poco no es fascinante eso?

A mí me pasa algo parecido con el juego. Me gusta jugar de vez en cuando —no creo que llegue a una vez al año, frecuencia que resulta sana dado el peligro que tiene soltar billetes al azar del azar— y estos días en Panamá he aprovechado la inmediatez de los casinos para tirarle de la oreja a Jorge, expresión chistosa que significa jugar a los naipes y que yo aprendí con el sentido específico de jugarse el dinero a los naipes, no nada más ir de boquilla.

Le he sacado 130 dólares a los casinos panameños, así que me voy tan feliz y habiendo dejado a Jorge con las orejas escociditas. Es poco en estos tiempos de depreciación, pero jugando de a poco al black jack tampoco se pueden hacer milagros. Ayer puse 40 dólares sobre la mesa y los estuve jugando casi tres horas, hasta que ya me cansé y empecé a jugármelos a más ritmo —y los perdí a igual ritmo, claro—. Luego pasé a la ruleta y quiso la suerte que acertara dos caballos y un estupendo 32 y caballos que me permitió salir tan campante del casino con mis cinco billetitos de un Jackson bello y hermoso con su cabellera ondulada de yupi decimonónico.

En los casinos se ven tipos humanos curiosos. Están los chinos (no los distingo, así que téngase la expresión como “cualquier persona con ojos rasgados”), que son una calamidad y vuelven locos a los crupieres con sus incidencias, como tocar las posturas, mover las cartas, pensar y repensar, etc. Están los tipos que agonizan con las malas jugadas de los demás y que se dedican a recalcular lo que habría pasado si fulano no hubiera pedido (o lo hubiera hecho), como si eso importara un carajo: el que juega mal al black jack pierde, seguro, y los casinos bien que se aprovechan, pero no influyen ni para bien ni para mal en la suerte del vecino. Unas veces te favorece la metedura de pata y otras te beneficia, y tan panchos.

Luego están las damas, que comprobé que en Panamá se gastan unos escotes de vértigo y unos push ups, o quizá fueran tetas postizas (que asimismo se ven muchas, a pares, tan empingorotadas ellas), igual de vertiginosos. También tenemos a los impasibles, gentes que parecen atacadas por la acinesia del Parkinson y no mueven ni una ceja así ganen fortunas o las pierdan; de estos me ha tocado en la vida ver algunos ejemplos, y son de quedarse a cuadros al ver su flema. Me sorprenden porque en mi concepción el juego debe ser eso: un juego, para divertirse, pero supongo que su procesión irá por dentro. En las antípodas emocionales tenemos, ¿cómo no?, a los gritones. En Las Vegas llega a ser horrible, con esos aullidos gringos, pero los chinos antedichos también pueden ser muy ruidosos. En los casinos europeos se grita poco o más bien nada, es todo como más sobrio, y se habla poco con los crupieres; en América, sin embargo, parece todo más convivial, más relajado. Como muestra, ayer entré yo con huaraches (recién comprados en el mall de Albrook, que casi me pierdo de lo enorme que es) y pantalones cortos, y no sé si en Europa me habrían permitido la entrada así, pero creo que no.

Lo que sí creo que puede decirse de los jugadores es que son como los pescadores, los cazadores o los hombres en general: una bola de mentirosos, o al menos de semiveritarios. No hay pescador que no exagere el tamaño del pez que sacó, ni cazador que no blasone de los dobletes de pájaros perdiz que hizo o el tiro a cuatrocientos metros que le metió al venado en todo el codillo, ni hombres que no se coman una y se cuenten veinte (permítaseme la generalización, que ya sé que de todos hay excepciones, y muchas, pero ya me entienden...). Al jugador de casino le pasa igual: siempre cuenta lo que ganó y con qué jugadas lo hizo, pero los fracasos, ¡ah!, esos ni mentallos.

Pero eso son los otros, porque yo sí gané 130 pavos ayer, eh... ¡Yo sí!

En el vuelo 410 de Copa Airlines, a unos 38000 pies sobre Nicaragua, el día de san Eulogio de Córdoba (presbítero y mártir), al mediodía; publicado en San Salvador por la tarde.

Mus

06 enero 2008

El sonido de México



Pregunté ayer a una amiga mexicana cuál es el sonido de México y su contestación fue casi inmediata: los mariachis.

No termino de estar de acuerdo con esa evaluación por más que sea evidente que los mariachis son la versión sonora internacional de México y como tales tienen su rol, pero preparé una lista de mis sonidos locales:
  • El reclamo del aguador haciendo que su voz se torne medio gangosa: "¡Agua Electropuraaaaa!"
  • El propio del repartidor de gas, encaramado a su altavoz: "Tin-ta-tin-totitotín... ¡El gas!"
  • El silbido irreproducible (y bastante irritante) de la máquina del camotero, como la que aparece en la foto de abajo tomada ayer al acaso en el centro de Puebla.
  • La campana que anuncia la llegada del camión de la basura
  • La cantinela grabada adorable del vendedor de tamales: "Tamales, vendo tamales. Calientitos... Oaxaqueños, deliciosos, tamales..."
  • Las invitaciones de los taxistas al llegar a un aeropuerto o central camionera. "Taxi, señor, ¿quiere taxi? ¿A'onde lo llevo?"
  • Las mismas invitaciones pero en los mercados: "¿Qué le vendo, qué le doy, güero? Pásele, pásele sin compromiso".
  • Las notas eléctronicas repiterantes de la música norteña que se oye en cualquier tianguis.
  • Las solicitudes deliciosas de quienes te piden un favor cuando en realidad te exigen algo con ese "Ande, no sea malito, regáleme una firma, ¿sí?".
  • Las mañanitas con las que homenajean a viva voz, mejor o peor, a quien cumple los años.
Así es como me suena a mí México el día después de un día de Reyes en el que colijo que el año anterior debí de ser güeno, porque SS. MM. orientales me dejaron en el zapato un lindo puerquito rosado que cuando lo apachurras gruñe unos tiernos oink, oink por tres veces.

En fin, van acá mis mañanitas, interpretadas por Topo Gigio, para quienes cumplan años hoy. Hoy parto hacia Panamá donde, vaya por el mondesvol, es día feriado (Duelo Nacional).

En Puebla, el día de san Raimundo de Peñafort (presbítero), de madrugada.

Mus

02 enero 2008

El principio

El día 2 de enero es una fecha muy señalada entre las efemérides españolas, aunque la inmensa mayoría de la ciudadanía —diría que toda, salvo quizá los granaínos— desconoce el motivo. Ese día, que en la ciudad de Granada es feriado local, se conmemora la entrega de la ciudad a los Reyes Católicos, hecho que acaso debiera también celebrarse en el gremio de las tintorerías si hay que hacer caso a la muy apócrifa historieta sobre doña Isabel de Castilla y su camisa puesta ad victoriam. Ya que hablo de tintorerías, es una actividad curiosa, porque no tiñen nada o al menos ya no es su actividad primordial; pero claro, decir que uno tiene una tintorería quizá vista más que decir que uno regenta una lavandería, que es actividad menos reconocida. Ni modo.

Decía que los RR. CC. tomaron la ciudad de Granada, o el rey Boabdil El Chico se la entregó antes de llorar como mujer lo que no había defendido como hombre, que para los efectos de este breve inciso es lo mismo, tal día como hoy, dándole al botón de start de lo que ha venido siendo España, con algunas adiciones y deleciones coloniales diversas en tamaño y condición. Suele tenerse a los RR. CC. gran respeto por este asunto de unificar España, y no fue mala hazaña dada la pléyade de gobiernos feudales que mangoneaban por doquier, pero a mí me gusta recordarlos como los autores de un despropósito cuyas consecuencias arrastramos aún: la expulsión de quienes no pensaban como ellos.

Los RR. CC. expulsaron a los judíos y a los moriscos, quienes llevaban acá demasiado tiempo como para no considerarlos vecinos de derecho, y comenzaron con ello la política centropeninsular del aíslamiento, del pedigrí fetén, de la prevención por lo diferente. Como migrante semipermanente no puedo dejar de advertir que mientras que al ir a metrópolis como la parisién, la londinense y la amsterdamesa uno ve muchos colorines (y los veía desde mucho antes de la ola inmigratoria de los 90), en España no hubo jamás un solo individuo con rasgos americanos hasta que llegó esta misma ola. Lo que es lo mismo: España se limitó siempre a exportar, pero prefirió guardar la estirpe local al abrigo de las mezclas, lo que resulta de lo más notorio si se tiene en cuenta que la propia España fue siempre un lugar de habitantes variopintos, donde los fenicios, los romanos, los godos de todo tipo, los almoravides, almohades y el resto de pueblos musulmanes anduvieron por acá sin mayor problema que las escaramuzas bélicas de rigor cuando a uno lo invaden sucesivamente. Esta fue una de las primeras cosas que advertí al llegar a México: la variedad que no hay en España (o que no había, porque la cosa está cambiando y a buen paso).

Es una reflexión tonta sobre el día de hoy, pero sobre todo quería comentarlo porque, como decía antes, en Granada hoy es feriado, y la fiesta tiene un nombre: la Entrega del Pendón. Así que me gusta recordar que quienes cumplan años hoy pueden decir, a mucha honra o a mucha pena, a su elección, que nacieron el día del Pendón.

Olé.

En San Pancho, el día de san Basilio Magno (obispo y doctor de la Iglesia) por la mañana.

Mus