05 julio 2007

No me besó, pero la hice pensar


El otro día andaba yo echando el hurón a cierta dama que, como es ya proverbial, resistíase. En justa venganza, dejé que la conversación girara en torno a temas escabrosos y que hubieran asustado a la más recia, más concretamente sobre la pertinencia del uso del artículo determinado para hablar de los principios activos (es decir, los nombres comunes, no las marcas comerciales) de los medicamentos. ¿Que por qué? Pues por joder, ¡naturalmente!

Ella insistía, terca, en que no, que los principios activos van siempre sin artículo y que es un horror verlos con artículo, que parece que se habla de ellos como de "la Juana" o "el Pepe". Que, decía, lo suyo es escribir "Amisulprida presenta eficacia en casos de psicosis paranoica", y cosas por el estilo. Yo me armé de elocuencia y espetele:
Mi amor, dime, tú que tan segura estás, si alguna vez dirías: "Heroína es buena para dormir" o "Ácido acetilsalicílico es un excelente analgésico" o "Etanol causa lesiones hepáticas graves" o dirías más bien "La heroína es buena para dormir" o "El ácido acetilsalicílico es un excelente analgésico" o "El etanol causa lesiones hepáticas graves".
Mi contertulia, a la sazón redactriz científica, se quedó con cara un punto abobada y me respondió:
Pues sigue sonándome fatal usar el artículo, pero me has hecho pensar...
Pues quiera Mondesvol que siga pensando, porque va a estar bien complicado establecer la menor diferencia real entre la heroína, el etanol y el ácido acetilsalicílico, por un lado, y el ibuprofeno, la amisulprida, la alteplasa y san Pitopato, por el otro.

¿Por qué, entonces, tanta noticia y artículo científico en español le roba el artículo a los principios activos? Pues la respuesta es sencilla: porque en inglés no van con artículo y tendemos a imitarlo.

Este asunto del artículo omitido está extendiéndose con facilidad y ya es bastante común ver textos donde se ahorran los artículos que, si hubiérmos de atenernos al habla natural general del español, se pondrían. Por ejemplo, un inglésido llegaría a su casa y le diría tranquilamente a su dilecta esposa:
Darling, pears were on sale for a penny today!
Mientras que un uruguayo llegaría y le diría:
¡Cariño, las peras estaban hoy a un centavo!
y nunca "Cariño, peras estaban hoy a un centavo" (admitiendo que hay más formas de decir eso que decía el inglés, y no en todas sería necesario el artículo, claro).

¿Está mal omitir artículos? Pues no está ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Lo único que hace falta es ver si tenemos algún clavo al que agarrarnos para justificar la omisión. En el caso de los principios activos, encontrar tal clavo está en chino.

¿Quiere decirse que los nombres de los principios activos siempre llevan artículo delante? No, claro que no: lo deben llevar cuando les toque. Una estrategia bien sencilla es cambiar el nombre del principio activo por otra cosa, por ejemplo "etanol". Si la frase suena natural sin artículo, entonces lo suyo es que no lo lleve con el principio activo; y si suena de la patada, pues se le pone y a otra cosa, mariposa.

Y eso sin hablar de la manía de escribir estos sustantivos con minúscula cuando nadie escribiría "Cocaína", "Sal" o "Bicarbonato"... Ay, chin, ¡se lo podía haber dicho también a la redactriz, a ver si así me besaba!

En un pueblo de La Mancha, el día de san Antonio María Zacarías (presbítero), una tarde canicular.

Mus

04 julio 2007

Manitas


Una buena parte de mis amigas están, gracias al Mondesvol, solteras. No es que yo no las quiera casadas, sino que si se casaran o lo hubieran hecho me habrían puesto acaso en el difícil punto de decirles que no, que no tenía pensamiento de ir a su boda. Y es que a mí no me gustan las bodas. Ni las coles de bruselas. No tengo nada en contra de que la gente se case si les hace ilusión, ni tampoco de que coman coles de bruselas, pero es algo de lo que prefiero pasar. Raro que es uno.

El caso es que están solteras muchas de ellas y todas suspiran por un hombre, pero no por un hombre que les haga manitas (para lo cual siempre me tienen a su disposición, aunque ellas me desprecien sin remordimiento), sino por un hombre manitas: uno que les arregle el fregadero, les perfore las paredes para poner un taquito (sexi acción, voto a tal), que les instale una lámpara y cosas así, o incluso que les revise el motor eléctrico de su vibrador, que ya no las ama como antes.

Lamentablemente, yo no valgo para eso (cestadir, tampoco para eso). Mi visión espacial es nula, mis conocimientos de electricidad, plomería, ebanistería (e incluso de porquería) son escasos e inaplicables y, en suma, apenas sé enchufar un electrodoméstico, así que no hay ni que comentar sobre un taladro rotopercutor (esto también es muy sexi). Una vez intenté arreglar un vibrador y, por mi patosidad, la dueña tuvo que acabar tirándolo a la basura y me reclamó una docena de cunilingus en compensación por haberle descompuesto a su amante de goma. Me negué, por supuesto, pero solo pude eludirlo porque la había hecho firmar una exoneración de responsabilidades, un release form como le llaman los gringos. En asuntos de vibradores, hay que andarse con un ojo... Ahora que lo pienso, ¡no sé por qué me negué! Joer, para algo que podía echarme a la boca... :(

Pero no nos desviemos. Por todo lo antecedente, me asombré hoy con mi osadía instrumental, que paso a desgranar en acciones concretas:
  • Fui al chino que hay a la vuelta de la esquina.
  • Volví a mi casa: el chino estaba cerrado porque eran las 16.25 y caía un sol de justicia que no dejaba moverse ni a los chinos.
  • Esperé como media hora.
  • Fui de nuevo al chino que hay a la vuelta de la esquina. Lo hallé abierto.
  • Compré un aplique de ducha de teléfono con barra de enganche. Pensé que era de metal barato, pero me equivoqué: es plasticazo niquelado. Quiera el Mondesvol que dure siquiera unos años...
  • Obtuve un taladro, con sus correspondientes brocas, de cierto tío mío, quien a la sazón ya me está llamando para que se lo regrese. Hay que ver, qué prisas.
  • Hice las medidas correspondientes.
  • Para no joder (comperdón) el azulejo entero y para que no me resbalara la broca y acabase perforando a un palmo de distancia, piqué un poquito antes con un clavito.
  • Practiqué un agujero, hoyo o boquete del tamaño pertinente en la pared, atravesando para ello uno de los azulejos que alicatan el cuarto de baño. Como no sé calcular ni el grosor de la broca que debo emplear para el taco, fui precavido y usé primero una broca fina, y solo después me atreví a usar una más gruesa.
  • Coloqué el taco en su lugar. Llegado a este punto, me sentí el tipo más listo de la Tierra, y quién sabe si también del ignoto submundo.
  • Coloqué en posición y apreté debidamente dos tornillos.
  • Conecté el cable del teléfono de la ducha, abrí la llave... et voilà !
  • Me duché, que no por ser uno un manitas de nuevo cuño han de olvidarse los hábitos higiénicos al uso.
En fin, que en cuantico que aprenda a hacer pasta de cemento o concreto y un par de cosillas más, podré dar el paso siguiente y construirme una casa a mis manos, porque como se comprobó hoy, en realidad soy un manitas irredento que simplemente estaba oculto entre las sombras buscando una oportunidad para manifestar su arte y sus capacidades.

La próxima vez, hablaré del hiperbaton, magnífico recurso estilístico, arma principal de la sintaxis, punta de lanza de la escritura intachable y pozo transterráqueo de enjundias líricas, que no tiene nada que ver con la manituría y será, espero, más aburrido e interesante que este pequeño triunfo doméstico que le dedico hoy a mis amigas solteras.

En un pueblo de La Mancha, el día de santa Isabel de Portugal (reina consorte), por la tarde.

Mus