28 febrero 2007

Sonrisas indiscretas

Hoy, en la audiencia provincial de Madrid, cuando los acusados de un triple crimen hacían su entrada en la sala del juicio, todo un clan gitano al que pertenecían las tres víctimas se abalanzó sobre los acusados y provocó un altercado muy notable. Las imágenes de la jueza ante el espectáculo, su alucine pero no susto ni preocupación, curiosamente eran dignas de ver.

A la salida, los periodistas entrevistaban a algunos de los causantes del altercado y, mientras que la bisabuela de una víctima explicaba entre sollozos el motivo del altercado y decía que los que gritaban eran "la juventud", no ella, uno de los alborotadores justificaba así ante la ciudadanía la bronca que habían montado:
¡Que han matado a un niño de nueve meses, de nueve meses, mientras dormía!... lo han matado mientras dormía, que ni lloraba ni nada...
La verdad es que el crimen fue terrible y hay quien dice que sí, que sí lloraba la infeliz criatura cuando la mataron, pero fuera como fuese, esta última declaración del calé me sacó una sonrisa. Me recordó a ese lapsus que tuvo Jaime Marichalar cuando nació su primer retoño y con la emoción se le escapó un peligrosamente ambiguo juicio sobre la belleza de su vástago: "Se parece a su madre, el pobre, no puede evitarlo".

Y es que siempre que abrimos la boca, nos arriesgamos a meter la zarpa con maestría. Ojalá todas nuestras meteduras de pata verbales acabaran en una sonrisa. Una sonrisa siempre merece la pena.

En Madrid, el día de san Hilario (papa), por la noche.

Mus

04 febrero 2007

El tributo de la enfermedad y el precio de la estulticia

"Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible."

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

Esta semana regresé de Puebla, de hacer compañía a una amiga muy querida. El día de san Honorio (abad) del año pasado, escribía yo sobre un pariente muy querido de mi amiga, un muchacho a quien por entonces habían diagnosticado sida hacía unos días.

Murió el lunes, día 29 de enero, a la una de la madrugada, acompañado de su madre ciega e impotente.

Este hombre, un joven de apenas 35 años, murió por un cúmulo de circunstancias que se conjuraron en su contra. Si hubiera sido un político mexicano (en realidad, cualquier político mundial valdría), diríase que se trató de una conspiración.
  • Había tenido relaciones sexuales de alto riesgo sin protección.
  • No se hacía pruebas de sida sistemáticamente. [Cuando le diagnosticaron la enfermedad, tenía apenas 80 linfocitos CD4 y un sarcoma de Kaposi, lo que sugiere una infección de varios años de evolución.]
  • Cuando lo recibió el infectólogo de su seguro, éste se limitó a recetarle el chocho (un esquema especialmente complicado, pero en fin...) y a advertirle que debía tomarlo al pie de la letra y que a partir de ese momento la responsabilidad era toda suya (¿?). Siguiente cita... ¡en seis meses! Olé, qué arte.
  • Siguió trabajando a pesar de estar muy enfermo, muy débil y con el sarcoma avanzando claramente. No fue al médico que le recomendé, donde le habrían hecho un seguimiento más estrecho, porque como no era de su seguro decía que no podía justificar las ausencias del trabajo. Y es que, como siempre digo, el trabajo es una mierda y debieran prohibirlo.
  • Quién sabe si por el tratamiento o por la enfermedad, tenía graves problemas gastrointestinales, sobre todo vómitos, que ningún médico vio ni trató: el de su seguro, porque la cita era en seis meses y el hombre había percibido el valemadrismo del médico y no tenía ganas de pedir atención antes que llegara esa cita semestral; y el que yo le recomendé, por lo ya expuesto y acaso también como rechazo generalizado hacia la clase médica. En estas condiciones, y suponiendo que tomara el chocho según lo indicado, es probable que ni siquiera tuviera concentraciones estables de los antirretrovirales durante buena parte del tiempo que tomó el tratamiento.
  • No hay certeza clara de cómo se tomaba los chochos, pero hay al menos una conversación en la que mencionó que lo de los imanes no pensaba dejarlo, lo cual indica cierta confianza en lo mágico o esotérico y no da muy buena espina en cuanto a su apego al tratamiento.
  • Parece bastante claro que este muchacho nunca se dio cuenta de lo gravísimo que estaba ya cuando le diagnosticaron la infección. Es más, apenas una semana antes de morir, y sabiendo ya con certeza que la muerte estaba a la vuelta de la esquina, admitió que "no me imaginaba que iba a estar así". Su pareja, un par de días antes del fallecimiento, todavía hablaba de la posibilidad de un milagro. Supongo que es muy humano, pero me pregunto si no es que él mismo esperaba un milagro desde hacía 4 meses.
En resumen: como me había temido yo en octubre pasado, esta primavera no verá las hermosas flores violetas de las jacarandas tapizando las banquetas de la ciudad de México y decorando su dosel. Su historia es triste y no sirve más que para confirmar leyes murphianas y constatar omisiones y procrastinaciones trágicas, tanto propias como ajenas.

Y, a pesar de la distancia yo a él lo había visto una vez en mi vida, y durante un minuto o dos, mientras el otro día estrujaba a mi amiga en mis brazos para consolarla, me preguntaba yo si habría podido hacer algo más, hablar directamente con él, ¡qué se yo! Porque yo veía con claridad su funesta evolución, y parece que él no la sabía, no era plenamente consciente de ella, o al menos de su inminencia.

Creo que esto me devuelve a lo que ya sé sobre las ventanas de Johari. La próxima vez, y seguro que habrá una próxima vez, creo que me arriesgaré a que me tilden de paternalista metiche y haré una llamada de teléfono a ver si reduzco el blind spot del interesado si es que tal información está en su blind spot, que no lo sabré hasta haberme asegurado, precisamente hablando con él. Y si se molesta conmigo y me dice que me meta en mis asuntos, pues chingue su madre: habrá merecido la pena.

En la península de Yucatán, el día de santa Juana de Valois (reina), por la tarde.

Mus


No encontré la versión de Manzanita. Cecilia era laísta.

03 febrero 2007

Adicional



Me da la impresión de que hay demasiadas adicionalidades por el mundo, y se han acabado las otrosidades y las masidades y las extrasidades.

Me da también la impresión de que la culpa la tenemos nosotros, a propuesta amable de los gringos y sus continuos additional.

En un periódico español vemos un artículo de opinión del Sr. Fischer (alemán) que dice:
"En vista del fracaso de todas las "nuevas estrategias" anteriores para estabilizar el país, no hay mucho que nos lleve a pensar que la "nueva estrategia" más reciente obtendrá mejores resultados, a pesar del envío de 21.000 soldados estadounidenses adicionales.
Digo yo: ¿y no podrían ser "21 000 soldados más"? ¿O qué tal "otros 21 000 soldados"? Quién sabe si el Sr. Fischer escribió en gringo o en alemán y, en este último caso, quién sabe si el alemán usa estos adjetivos tanto como el gringo o ya se ha "contaminado" del gringo en este aspecto tanto como el español.

Y es que, vamos a ver: ¿ustedes van al pescadero y le dicen "Póngame cuarto y mitad de mejillones... ah, y tres huachinanguitos adicionales, ¡que parecen muy frescos!"? Si a usted le suben el sueldo (enhorabuena, señorita o caballero), ¿acaso dice "A partir de este mes ingresaré X euros adicionales"?

Despeje la equis. Es posible que sí dijera todo eso, pero creo que no. ¿O es que usted le echa a su pareja de turno "un polvo adicional" en lugar de "otro polvo"? N'ombre, no...

Cualquier podrá contrarreplicar que por qué no va a poderse decir "adicionales", y tendrá razón. Pero me temo que estas cosas las hacemos porque nos las dictan desde los EE. UU. Dicen que dice el Sr. Lorenzo que un anglicismo de frecuencia es "el uso inmoderado de ciertas palabras y expresiones que, si no son anglicismos en sí, al excluir otras opciones que ofrece la lengua española, suenan, por su insistencia, extraños y monótonos". En definitiva, son expresiones perfectamente españolas (del idioma, se entiende) pero su uso, en realidad su abuso, nos viene del gringo.

Sucede que a los gringos les encanta lo repetitivo. Parecen desvivirse por usar siempre la misma palabra para un solo concepto, en la creencia de que eso agudiza el mensaje, elimina ambigüedades y ayuda al lector. Esto es, a mi modo de ver, un asco. Peor, ¡es un coñazo! Es muy posible que los gringos que de verdad saben escribir no caigan en este pozo, pero lo que nos llega es un alud de escritos pergeñados por una masa ingente de gringos que, con mucha frecuencia, no tienen ni puta idea de escribir, y que piensan que el lenguaje aburrido es lo que priva, lo moderno, lo funcional y deseable. Y como nosotros no sabemos inglés (vaya, no sabemos suficiente como para saber si algo está de verdad bien escrito), pues a comulgar con ruedas de molino y a repetir gilipolleces.

Como a todo hay quien gane, hay algo peor: los including. ¡Anda y que les den por el culo a los including! Ni ellos mismos saben qué carajo quieren decir cada vez que escriben la vil palabreja.

En fin, que cada uno escriba como prefiera, pero que sepa bien de dónde viene lo que escribe.

En la península de Yucatán, el día de san Blas (obispo y mártir), rayando el mediodía.

Mus

P. D. Por san Blas, la cigüeña verás. Así dice el refrán que estas aves migratorias anuncian la bonanza primaveral en España. Hace tiempo que el tiempo nos da malos ratos, y las susodichas ya hace varios lustros que dejaron sus hábitos migratorios y se quedan a invernar en España y adornan los campanarios y las arruinadas torres de frontera con sus plumas de pingüino volátil y sus picos de putón mudo.