25 enero 2007

No me aguanto

No me aguanto cuando hago faltas de ortografía, y el otro día descubrí una en mi bitácora. No un dedazo, no, una jota donde iba una ge. Así que el otro día no me ajuantaba. Menos mal que los demás si me ajuantaban, porque si no habría sido inajuantable.

Es una estupidez mayúscula, la verdad, lo que dado mi confesado minusculismo me convierte en una especie de contrasentido, u oxímoron como le dice mi amiga Niña. Siendo un contrasentido (u oxímoron), es mejor no darle mayor importancia. Ni menor, tampoco. Bueno, no sé, es que hoy no me ajuanto, y tampoco me aclaro.



Diz el DRAE que un oxímoron es una palabra del campo de la retórica: "Combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido; p. ej., un silencio atronador."

Los contrasentidos (u oxímoron) son muy poéticos. Por ejemplo, durante mucho tiempo yo fui el mejor amante impotente del mundo. Ahora, en cambio, he pasado a ser un follador nato. No me dirán que eso no es un contrasentido (u oxímoron). Joder, ¡si yo no me como ni los mocos! Pero no hablemos de mí, que no soy poético: es mucho más poética la luna negra. No se ve un carajo, pero es poética.

Es lo que decía: que hoy no me ajuanto.

En la ciudad de Puebla, el día de la conversión de san Pablo (apóstol), por la noche.

Mus

21 enero 2007

Las mayúsculas

Soy minusculista.

Esta afirmación no tiene que ver con el lírico microtamaño de mi dotación sexual, sino con un hecho mucho más prosaico: me joden las mayúsculas extemporáneas al leer.

¿Por qué escribimos "lo mató un hombre blanco" o "se usaron macacos cangrejeros" pero hay quien se empeña en poner "ordeñé una vaca Holstein" o un "compré un perro Pastor Alemán" o "perro Pastor alemán" o "perro pastor Alemán"?

¿Por qué decimos que "Witiza fue un rey godo" o que "ha habido tropecientos papas" o que "los marqueses y los condes tienen mucha jeta" pero decimos "el Rey Juan Carlos" o "el Papa Benedicto" o "el Duque de Feria se la pasaba de golfería"? Y para los republicanos ateos, ¿por qué carajo debe decirse "el Presidente Calderón" o "el Presidente Legítimo de México"?

¿Por qué "vamos al médico" pero fulano se dice "Diego Pérez, Oncólogo"?

¿Por qué empeñarnos en decir que "Juanita es una santa" y venir con que hoy es "el día de San Juan"?

¿Por qué Gabriel García Márquez publica El amor en los tiempos del cólera pero tanta gente parece querer poner títulos del tipo de La Maldición del Vampiro Siniestro o titula sus libros con estilos como Llegar a las Editoriales y Publicar una Novela? ¿No molestan estas montañas rusas de mayúscula p'arriba, mayúscula p'abajo?

Si "hacemos tu libro", ¿por qué "realizamos Informes"?

Cada cual escribe como quiere, naturalmente, pero porque los escribamos con mayúsculas la vaca no da más leche, ni el perro es más fino de nariz, ni el rey, el papa o el duque son más excelsos, ni el oncólogo cura más pacientes, ni los santos son más milagreros o venerables, ni las tapas de los libros son más vistosas, ni los informes más precisos y atinados.

Ni yo soy purista por decir todo esto porque, de hecho, les confieso que ahorita mismo Voy A Apagar La Pinche Computadora De Los Cojones Y Me Voy A Ir A Bucear.

En la península de Yucatán, el día de santa Inés (virgen y mártir), al mediodía.

Mus

20 enero 2007

Las palabras escondidas

Diz don José G. Moreno de Alba en su estupenda Suma de minucias del lenguaje que 'hechizo' es un adjetivo de uso común en México y en otros países latinoamericanos, y que se usa para decir que algo está hecho a mano, es decir, que no se ha producido en plan industrial. Don José no cita a España entre los países que usan esta palabra, y el DRAE hace lo propio al circunscribir ese uso a México y El Salvador.

Sin embargo, en cierto pueblo español de cuyo nombre no quiero acordarme, etc., esta palabra se usa así. Ahí tienen a mi tía, que en tal lugar vive, que solía hacer jabón. Ya saben ustedes cómo es: se agarran grasas y mantecas que hayan sobrado de la cocina, se calientan y se les agrega un álcali (sosa, en este caso) en las cantidades adecuadas. El resultado es un fluido que al enfriarse solidifica y se puede cortar en pastillas: jabón. Adivinen nomás cómo llamaba mi tía al jabón que ella misma preparaba: "jabón hechizo". No es que ya no lo llame así, sino que la buena mujer ya está grande y pasa de enredarse a saponificar aceites. También recuerdo a un mecánico que trabajaba en un taller y se pasaba el día creando artilugios y herramientas "hechizos".

En ese pueblo se usan dos palabras bastante singulares que acaban en '-izo/a'. Así, por ejemplo, de una criatura que anda suelta, medio atarantada y sin control (especialmente de alguien soltero que ejerce con dedicación la soltería, ya ustedes me entienden) se dice que "está soltizo/a", y las ramas de los olivos son la 'ramoniza', que las cabras comen con delectación.

Aunque me resulta imposible saber cómo surgieron las palabras 'soltizo' y 'ramoniza', parecen ser de origen llano, de pueblo, lo que no hace sino aumentar su encanto para un ente áspero y montaraz como s. s. s. q. b. s. pp. Resulta curioso que la palabra 'hechizo', que tan llano origen me parecía tener también, es en realidad de raigambre latina, de facticius. No, si al final resultará que el jabón hechizo es hasta pijo, ¿sa'ess?

La vida de algunas palabras es harto discreta hogaño hay pochos que dicen "de perfil bajo" imitando a los gringos que dicen low profile. Ni 'soltizo' ni 'ramoniza' aparecen en el DRAE, lo que, según cierta idea generalizada (y de la cual fui preso antaño) pero horrible y profundamente equivocada, significaría que no existen. Es difícil echarle la culpa de la ausencia a los académicos, porque la verdad es que estas palabras apenas aparecen en registros escritos.

A modo de ejemplo, una búsqueda de 'soltizo/a/os/as' en el Corpus Diacrónico del Español arroja un magro resultado de 3 concordancias, todas ellas del mismo autor... del siglo XVI y hablando de pedruscos y minerales, vayapordiós. En el Corpus de Referencia del Español Actual, el resultado es aún más desalentador: no aparece ni una vez. Usando Google, apenas se obtienen media docena de concordancias, la mayoría de ellas referidas a geominería. En cuanto a 'ramoniza', no aparece ni en el CORDE ni en el CREA, y aunque parece gozar de algo de salud (se cita en varios glosarios populares andaluces y manchegos) lo cierto es que apenas hay uno o dos ejemplos de uso, es decir, en un texto real, no como entrada en un glosario o diccionario.

Quién sabe cuántas palabras habrá por el mundo que se hablan pero nadie las escribe, palabras sin escribano valedor que las impulse a la fama y al estrellato de los buscadores. Me entristece porque esas palabras escondidas acaso corran peligro de desaparecer. En cuanto a 'ramoniza', 'soltizo' (y quizá el adjetivo 'hechizo' en 'España'), confieso que me gustan sobremanera aunque sean algo tímidas y que me encantaría saludarlas más a menudo, verlas "en el candelabro". Además, teniendo la zeta, que vale diez puntos, darían buen juego en el Scrabble; pero, si no están en los diccionarios, a ver cómo puede uno justificarlas ante los otros jugadores, incluso si éstos no son de los que hacen trampas).

En la península de Yucatán, el día de san Fructuoso (obispo y mártir), por la noche.

Mus

15 enero 2007

La dilución

Está feo que yo lo diga, pero a veces mi arte culinario daría envidia a Bocuse. Sin en cambio, tan sublimes momentos son escasos y la mayor parte de mi vida de soltero transcurre entre el huevo frito y la carne a la parrilla. A veces la indolencia es tal que renuncio a modales cualesquiera y abro sin arrepentimiento una lata de frijoles charros La Costeña, misma que me como tras breve calentamiento (es decir, no me como la lata, sino lo de dentro).

Para evitar la triste situación que genera este tipo de alimentación desabrida recurro a dos estrategias de realce, a saber: le agrego a los frijoles media bolsa de caracolitos Italpasta y, asómbrense de mi fusión cultural, le echo tantita salsa de chile habanero El Yucateco.


No se queden mudos, ¡aplaudan sin pena alguna!

Hoy he recurrido a este plato estrella de mi invención, pero distraído con la visión parquesiana de chuliMa y su flirt ocular, se me ha ido la mano con la salsa de habanero, y todo el que sepa lo que es el habanero se podrá hacer una idea del problema: tras ingerir dos cucharadas, he tenido que ir al baño por un poco de papel higiénico con el cual secarme los lagrimones que corrían, desbordados, por mis mejillas. Joder, ¡qué manera de enchilarse!

No podía agregarle agua para solucionar el problema, ya que se me hubiera quedado el mejunje aguachirlado e incomestible, impropio de mi condición de gurmé. ¿Qué hacer en un caso así? ¿Tirar el suculento pero explosivo plato? ¿Someterlo a cromatografía líquida de alta resolución para eliminar la capsaicina ofensora con alguna columna que la retenga en sus vericuetos pero deje pasar los frijoles? ¡No! Mi lúcida y analítica mente, acaso avivada por la enchilada, ha discurrido con presteza la solución ideal: ¡agregarle otra lata de frijoles La Costeña! Y ha quedado de rechupete.

Diluye y vencerás. Brillante, ¿eh? Soy un as.

En la península de Yucatán, el día de san Mauro (abad), por la tarde.

Mus

12 enero 2007

La mejor

Como bien sabe mi muy estimado Don Pastrami, que no ha mucho recibió una oferta de una muy honrada empresa ardiente por otorgarle un Biz Award previo pago de algo, esto de poder decir que uno ha recibido un premio vende mucho. En los EE. UU. se desviven por acumular calificaciones de méritos de relevancia indefinida. En el vecino que deja a México al sur del río Bravo, todo está catalogado. A tal hotel lo calificaron como el tercer lugar con más encanto del estado tal; a esta cancha de golf la eligieron como la quinta más retadora de tal zona; a esotra empresaria la ciudad la homenajeó como la quinta más osada negocianta del barrio de Poniente; y etc.

Podemos congratularnos de que tal esfuerzo catalogador haya llegado a México, como bandera de la modernidad y su estimulante competitividad, para beneficio de nuestros derechos como consumidores. Y más aún podemos congratularnos de que gracias a semejante avance social podamos elegir, aunque sea con cierto grado de aproximación, indecisión o incertidumbre, a quienes nos han de adivinar... ¡nuestro futuro!


En un ejercicio maravilloso de la flexibilidad lingüística que caracteriza a estos ínclitos conciudadanos, Amira, una pitonisa de la avenida de los Insurgentes de la ciudad de México, se declara la mejor astróloga eso sí, solo "de los últimos tiempos", humilde ella. Creo que Amira sería una mala clienta para los Biz Awards mencionados, porque ¿quién querría pagar por un reconocimiento ajeno si puede autodefinirse como la mejor?

Confío plenamente en Amira. Basta ver su penetrante, aguda y predictora mirada para darse cuenta de inmediato que aquí hay verdad, claridad y transparencia. Además, como se puede leer sin problema, blanco sobre negro, es la mejor. De los últimos tiempos, vale, de acuerdo, ¿pero a quién le importan Zoroastro, Malaquías y los demás profetas? Uno ha de vivir en su tiempo, y en nuestro tiempo, solo hay un nombre, el de la mejor: Amira.

Y si no están de acuerdo, demuéstrenme que ella no es la mejor de los últimos tiempos. Pero no, no se molesten, ya sé qué me van a decir. Lo sé todo, porque... ¡me lo previno Amira!

En la península de Yucatán, el día de san Benito Biscop (abad), por la noche.

Mus

09 enero 2007

Patas, pelos y hermosura

Esto de vivir al lado de la selva tiene sus ventajas. Por ejemplo, uno tiene la fortuna de pasear cerca de animalillos adorables y de belleza sin par como al que saludé no hace aún una semana.

Les presento a Tecla.


Los encantos de Tecla son tan manifiestos que huelga comentarlos. La moneda es de cinco pesos mexicanos, que tras medida apropiada resulta tener 2,5 centímetros. La escala indica secciones de esa medida, lo que significa que Tecla tiene, a ojímetro para el último segmento, unos 11 centímetros de longitud, cifra nada despreciable para una araña y dimensiones que superan el tamaño de la verga de muchos grandes simios, incluido s. s. s. q. b. s. pp.

Por si alguno de ustedes no ha visto tal cosa es decir, simios, no me conoce o me conoce pero no vino equipado con la lupa y el detenimiento adecuados, tengan nada más en cuenta que una lata de cerveza viene midiendo unos 12 centímetros. Agarren una lata de cerveza, aunque esté vacía (y si no lo está, vacíenla a mi salud), e imagínense una araña peludérrima más o menos de tamaño tamaño. Pues así era mi Tecla, que me vio, me saludó con sus patitas y se marchó a sus recados, ufana.

Luego me dirán si no es algo bello e impresionante. Yo la llevo en el corazón.

En la península de Yucatán, el día de san Eulogio (presbítero y mártir) por la noche.

Mus

06 enero 2007

Asimetría

Un eufemismo es... bueno, todos ustedes seguro que saben qué es un eufemismo, así que para qué molestarlos.

El caso es que los eufemismos han existido siempre en el lenguaje y siempre existirán. Al hombre no siempre le gusta darse de bruces con ciertas realidades, así que se inventa cómo hablar de las cacas, pises, genitales, enfermedades, razas, jefes y circunstancias personales.

Un eufemismo moderno es esto de llamar "persona con capacidades diferentes" a los que en su momento se llamaban colectivamente minusválidos e individualmente cojos, mancos, tullidos, tuertos, locos, sordos, ciegos, subnormales, tontos, etc. Muchas de estas denominaciones eran de plano peyorativas y de su tono descriptivo inicial se había pasado a usarlas como elemento de juicio y agresión social. Tal parece que llegó el día en que 'minusválido' también pasó a considerarse peyorativo o menospreciador de estas personas, así que pasamos (creo que de la mano del inglés disabled) a llamarlos 'discapacitados'.

Mas parece que 'discapacitado' terminó quedándose corto también, así que de nuevo (y esta vez sí que de plano de la mano del inglés '[persons with] different abilities') hemos desarrollado el adefesio, con perdón, 'personas con capacidades diferentes'. Me disculparán, pero lo de capacidades diferentes, lejos de generar igualdad, me suena como si estas personas fueran artistas circenses al viejo uso: el hombre de goma, la mujer barbuda, el hombre bala, el forzudo, el funambulista, etc. Más que respetuoso me parece extremadamente irrespetuoso. No termino de ver cuáles son las capacidades diferentes de un minusválido, aunque no dudo que algunos de ellos las tengan como compensación a su minusvalía. Así, puedo suponer ciegos con tactos más desarrollados, o mancos con notable desempeño de su brazo restante incluso si no es el dominante, etc. Eso, desgraciadamente, los convierte en personas con adaptaciones diferentes, no capacidades diferentes per se. El hombre tiene una capacidad innegable para compensar las situaciones en que se ve desfavorecido, pero no solo en lo físico sino también en lo social. Supongo que los defensores de 'personas con capacidades diferentes' tendrían que admitir que Lázaro de Tormes era una persona con capacidad diferente por haber nacido pobre de remate. ¿Y yo? Supongo que yo seré una persona con capacidad diferente porque tengo un defecto genético que me produce alergia al matrimoño. Siento la chanza, pero es que la expresión no es seria aunque trate de algo muy serio.

Estas cosas parecen tener, además, un cierto paternalismo de la autoridad. Es la autoridad quien decide cómo se llama a las cosas --en aspectos que en realidad no son de su competencia--. Y así, con esta artificialidad, uno se encuentra con asimetrías como la de esta foto, tomada en la estación del ADO de la ciudad de Mérida. Los minusválidos hispanoparlantes tienen derecho a que se los trate con el moderno término a pesar de que los baños que se les han reservado parecen invitar a cualquiera que pueda alegar la capacidad de hacer el pino puente apoyado en una sola mano, mientras que si eres anglohablante quedas reducido al término clásico que tanto rechazo parece causar hogaño: handicapped (minusválido). Parece algo así como "¡Que se chinguen los minusválidos gabachos y aprendan español si quieren mear con trato preferente e inodoro adaptado!".


Lo de 'capacidades diferentes' me parece un desatino, pero lo de la foto me parece un despropósito. Digo yo que una central camionera cuesta un dinerito y debiera haber lana para hacer buenas traducciones (si no buenas, al menos sensatas), pero parece que no. Claro, que no es algo nomás de México. En el aeropuerto de Newark, los carteles indican amablemente a los viajeros que hablan español de cómo llegar a la sección de 'Immigración'. En todas partes cuecen habas, eso está claro.

En la península de Yucatán, el día de la epifanía del Señor (reyes Melchor, Gaspar y Baltasar, santos) anocheciendo.

Mus

P. D. Este año fui bueno, pero los RR. MM. no me han traído nada de nada. ¡Mierda! Tanta santidad y ni un mísero frasco de colonia barata me dejan. Jijos de...